Paralizar por tres días el torneo de béisbol profesional dominicano, ya en su etapa final de la serie regular, para jugar en Venezuela un denominado Partido de Estrellas, ha sido una de las metidas de patas más sobresalientes en que se ha incurrido en 2012.
Constituye un verdadero tollo, porque se suspende un campeonato en su etapa crucial, lo que definitivamente le resta emotividad a una competencia que está en una etapa decisiva, pero en especial, porque los dos equipos de la Capital, Licey y Escogido, que luchan a brazo partido por no quedar fuera del Round Robin, representan el primer y tercer equipos en seguimiento de aficionados.
Las intenciones de los organizadores es buena, pero deja efectos negativos para el normal desarrollo del torneo, dado que la gente se desconecta del mismo por un tiempo considerable.
El daño, si se puede denominar así, está hecho, pero como decía el narrador Manuel Antonio Rodríguez, la vida prosigue su agitado curso, y por la paralización del torneo por tres días no dejará de aplicarse el paquetazo fiscal, no bajarán de precio los productos de primera necesidad, ni se reducirán los molestosos apagones.