Johnny Guerrero
Cada día, distintas instituciones del Estado dominicano hablan del gran trabajo que realizan con el objetivo de apagar el fuego que esparce humo por todo el Gran Santo Domingo.
Hace poco decían que a los cien soldados que afanan para poner fin al fuego, se les sumarían cien más, para terminar con la angustiosa situación que tiene en zozobra a muchos sectores de la capital y de algunos municipios de la provincia Santo Domingo.
Durante las horas del día, muchos de los sectores que son afectados por el humo respiran aire fresco, y el día transcurre con menor novedad respecto al vertedero de Duquesa.
Pero parece como si fuera un plan diseñado para dar palos acechados a muchos ciudadanos, que todas las madrugadas, en altas horas de la noche, cuando la gente descansa del confinamiento del covid-19, comienzan los azotes del humo asfixiante del vertedero de Duquesa que anima a salir de la ciudad, a no ser por el toque de queda.
Se trata de una humareda que aumenta los temores por el covid-19, ya que los efectos del humo se parecen a algunos de los síntomas del virus, dolor en la garganta y congestión respiratoria.
¿Cuantas personas que padecen de asma están sufriendo de crisis respiratorias por causa del humo de Duquesa?, ¿Cuantas personas ansiosas por el temor al coronavirus, no se asustan al sentir algunos de sus síntomas por el humo de duquesa?
Se debe poner término a ese fuego que mantiene a una parte importante de la población del Gran Santo Domingo en un estado de zozobra e insalubridad, que la obliga a despertar por las madrugadas, sin poder conciliar el sueño reparador, sumándose esto a la situación de tensión que está viviendo como resultado de la cuarentena, el toque de queda y los propios temores justificados que provoca el covid-19.
