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El otro aplauso en salud

En la República Dominicana se habla con orgullo de hospitales remozados, exportaciones récord de dispositivos médicos e inversiones millonarias en infraestructura sanitaria. Es la cara brillante de una industria que crece y se exhibe en congresos internacionales, no hay dudas.

Sin embargo, detrás de ese aplauso frente a la tarima hay otra mitad que rara vez sube al podio: la epidemia silenciosa de obesidad, hipertensión, diabetes y cáncer, el gasto de bolsillo que ahoga hogares y un sistema de atención primaria que sigue sin despegar.

No se trata de arruinar la fiesta, sino de recordar para qué existe el sistema: para cuidar vidas, no balances.

Las cifras son contundentes: 7 de cada 10 adultos dominicanos vive con sobrepeso u obesidad, un factor de riesgo que multiplica las probabilidades de diabetes, hipertensión, infartos y cáncer.

La diabetes afecta ya a 1.2 hasta 1.4 millones de personas, entre el 13 por ciento y el 17.6 por ciento de la población adulta, una de las prevalencias más altas de la región.

Los dominicanos estábamos estancados en estudios ya desfasados y números salidos de operativos puntuales, en que la diabetes en la población no pasaba del 14 por ciento. Pero un informe reciente de la Asociación Internacional de Diabetes refirió que ese porcentaje quedó atrás: el 17.6 es el real, principalmente en personas entre 20 y 79 años con la enfermedad.

Otros números aportan un cuadro más letal. La hipertensión alcanza hasta el 31 por ciento de los adultos, muchos sin diagnóstico ni control adecuado.

El cáncer es otra puntilla en el zapato. Según SENASA, duplicó su frecuencia entre afiliados en apenas tres años.

El cuadro es claro: la mayoría de los adultos arrastran uno o varios factores de riesgo, mientras el sistema sigue funcionando con una lógica “hospitalocéntrica” y reactiva.

El Programa de Medicamentos de Alto Costo del Ministerio de Salud no da para mucho, su techo actual asciende a más de 7 mil millones de pesos con beneficio para unos 16 mil pacientes.

La decisión presidencial es que llegue a más y aportar más recursos. Pero no hay cama para tanta gente, con los altos índices de enfermedades, el mal estilo de vida de los dominicanos y un país con niveles de pobreza abrazando el 40 por ciento, no se puede tanto.

En resumen de cierre: mientras las campañas de prevención estatales o no, mientras los dominicanos llevamos unos fatales estilos de alimentación, las estadísticas no cedan y los recursos no den para tanto, de nada vale: seguiremos con una población enferma y un sistema de salud estropeado por la estrechez financiera.

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Periodista especialista en temas de salud.

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