Hasta ahora creíamos que el turismo tenía todos los méritos por la recuperación del ritmo perdido con la desmovilización mundial a raíz de la declaración de la pandemia, pero después de escuchar a los principales ejecutivos de la Asociación de Industrias de la República Dominicana, se puede llegar a la conclusión de que la capacidad de ponerse a tono con las circunstancias es firme y extendida.
Firme porque un sector con sus características, deseables para cualquier país, ha estado en condiciones de suplir productos terminados e insumos desde los momentos más difíciles de la cuarentena, hasta el definitivo de la apertura.
Extendida porque se trata de un sector, el industrial, con unas 4,400 unidades productivas, de acuerdo con datos aportados por Circe Almánzar. Según esta alta ejecutiva de la entidad de la cúpula del empresariado, el país cuenta con unas 7,000 empresas registradas, de las cuales alrededor de 1,600 son del sector Zonas Francas.
La alta dirección de la AIRD estuvo ayer en el Almuerzo Semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio, donde el presidente de este órgano de los negocios privados, Celso Juan Marranzini, destacó el dinamismo y la diversificación del sector, así como la rapidez con que ha sido recuperado el nivel de empleos precedentes.
Es saludable el optimismo que dejan ver los líderes de los industriales dominicanos, particularmente ante los retos que acompañan una vuelta a la normalidad con actores locales e internacionales, grandes riesgos y desafíos impensables hace apenas dos años.
La recuperación, vista a través de un actor al que no se le suponen segundas intenciones, parece una realidad más plena y extendida.
