Santo Domingo .-La mayoría de los pacientes describen el síndrome de ojo seco como resequedad, arenillas, ardor, comezón y enrojecimiento.
Sin embargo, cuando va avanzando , la severidad puede provocar reducción de la visión, alteraciones visuales y malestares por quemazón.
Alejandro Navas, del departamento de Córnea y Cirugía Refractiva del Instituto de Oftalmología Conde de Valenciana de la Ciudad de México, destaca que este síndrome afecta gran parte de la población mundial, más de tres millones de mujeres y más de dos millones de hombres, siendo tan común que es una razón principal para la consulta con los profesionales de la visión.
Navas explica que el síndrome de ojo seco se engloba en un grupo de patologías de la superficie ocular.
“Es un espectro de alteraciones que puede ir de baja producción hasta problemas inflamatorios e inmunológicos, donde el ojo no está lubricado de manera óptima”, sostiene. Indica que la superficie ocular es el conjunto de tejidos en la parte externa del ojo que involucra algo a la piel del ojo, llamada epitelio.
El diagnóstico
El galeno precisa que en caso de persistir los síntomas descritos lo ideal es acudir a un médico oftalmólogo a que evalúe el ojo.
El especialista iniciará con la medición de la agudeza visual, realizando pruebas de la córnea, epitelios, tiempo de la calidad de la lágrima y su consistencia. Navas precisa que antes de un adecuado tratamiento se necesita un correcto diagnóstico.
“La mayoría de los tratamientos requieren el uso de gotas, pero a veces se necesitan pastillas”, añade.
El médico explica que esta condición se evita acudiendo a un médico oftalmólogo, quien debería detectar cuando se trata de un paciente leve o que requiere tratamientos agresivos.