Los llamados a “cuatro años más” fueron abundantes en el acto de inicio de trabajos de la gran terminal interurbana de la entrada de Los Alcarrizos. Pero el presidente Danilo Medina no daba señales de emoción. Solo quería que lo dejaran seguir explicando el gran proyecto.
Pero tampoco se le veía cara de disgusto.
Cada vez son más los convencidos de que muchas de las crispaciones políticas dentro del partido oficialista se disiparían con la eliminación del “Nunca jamás” de la Constitución de la República.
Mientras eso no ocurra, el poderoso grupo de Danilo Medina en el PLD seguirá mostrando los dientes.
Las dudas sobre la posible reforma constitucional para permitir la reelección de Medina no serán despejadas de manera definitiva en los próximos meses.
La puerta se mantendrá abierta y las angustias en el grupo de Leonel Fernández crecerán con el paso del tiempo.
Esa tortura con “cuchillito de palo” ya la vivieron Danilo y su gente hasta 2011.
La permanencia del “Nunca jamás” dificulta el entendimiento, pues hay temor a los efectos del tigre cuando alguien se desmonta de su lomo.