El nuevo enfoque de la protección social

El nuevo enfoque de la protección social

El nuevo enfoque de la protección social

Altagracia Suriel

Altagracia Suriel
A_suriel@yahoo.com
Apostar por la protección social y el bienestar de las personas cobra gran sentido en un contexto de pandemia, en el cual, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) se ha incrementado la pobreza de forma alarmante y sin precedentes en los últimos veinte años, generando mayor desempleo y desigualdad.

Particularmente, el Covid-19 ha generado más pobreza e indigencia en América Latina y el Caribe. De acuerdo con la CEPAL, el total de personas pobres ascendió a 209 millones a finales de 2020, 22 millones más que el año anterior.

El gobierno lanzó recientemente el programa Supérate, que cambia el nombre a Progresando con Solidaridad (Prosoli), fortaleciendo las intervenciones y ampliándolas con el incremento de los beneficiarios, el aumento de las transferencias monetarias condicionadas, la vinculación a las intervenciones de viviendas de Familia Feliz y a la economía de cuidado.

El fortalecimiento de la protección social a los más pobres demuestra la voluntad del gobierno de seguir reforzando las estrategias de superación y mitigación de la pobreza aportando mayores recursos y sinergias institucionales.

La nueva apuesta es afianzar en las conciencias de los participantes que Supérate es más que una tarjeta. Las intervenciones heredadas de Prosoli de creación de capacidades a través de formación profesional y emprendimiento van justo en esa línea de superar el asistencialismo, convirtiendo a las familias en protagonistas de su propio destino y progreso.

El nuevo enfoque de Supérate fundamentalmente es facilitar la incorporación de los beneficiarios al mercado de trabajo para un empleo digno y de calidad que le garanticen su salida de la pobreza.
La pobreza solo se combate con empleo de calidad. El gran reto es lograr la empleabilidad de sectores excluidos históricamente del desarrollo por una cultura de privilegios y odio a los pobres.

La gran tarea es incluir en el mercado laboral a mujeres y jóvenes con bajos niveles de escolaridad y extrema vulnerabilidad y a las personas con discapacidad a las se ha marginado hasta de la vida social. Se imponen la creatividad, la innovación, el compromiso y la solidaridad de todos para lograr que la inclusión laboral de los más pobres sea una realidad y no una utopía.