El Museo del Mar, colección de restos naves naufragadas

El Museo del Mar, colección de restos naves naufragadas

El Museo del Mar, colección de restos naves naufragadas

Colección de botijas de barro. FOTOS CÉSAR LANGA FERREIRA

El llamado Museo del Mar, instalado en las Atarazanas Reales, es el resultado de los esfuerzos llevados a cabo por un grupo de submarinistas dominicanos, quienes, además, eran profesionales distinguidos de la arquitectura.
Asociados con una compañía extranjera dedicada a la exploración submarina, lograron encontrar restos de naves hundidas en las aguas de nuestro territorio. Los naufragios, se debieron a diversas causas y los navíos no siempre fueron propiedad del Imperio Español.

Esta colección de objetos, algunos de ellos, de inapreciable valor, fue exhibida por primera vez, en Madrid, España, causando un impacto sensacional, ante tantas maravillas, rescatadas del fondo del mar.

Colección de diferentes joyas de oro.

Hay que recordar que el Imperio Español, en la época de Carlos V y su Hijo, Felipe II, era el más poderoso del mundo, como bien decía el Emperador, que, en sus posesiones, nunca se ponía el sol. Esto naturalmente, causó la envidia de los demás reinos de Europa, los que de inmediato, emprendieron la tarea de arrebatar a España, sus territorios en el Nuevo Mundo y alrededor del globo.

Causas de naufragios
Las batallas en el mar, los ciclones y muchas veces, la traicionera y siempre presente mala suerte causaron numerosos naufragios, a todo lo largo y ancho de nuestro Caribe.
En el caso de Santo Domingo, el montaje de la invaluable colección, encontró su sitio perfecto en las Atarazanas Reales.

Estas construcciones fueron utilizadas desde la antigüedad, para reparar las naves y almacenar la mercancía, existían en muchos puertos de Europa, sobre todo, aquellos dominados por los moros.

En Sevilla, a donde llegaron, tiempos después, las naos cargadas de las riquezas americanas, existe aún, la huella de la atarazana, en donde se reparaban los maltrechos navíos y se guardaba la valiosa mercancía, que acababan su travesía, en aguas del Guadalquivir.
La colección de las Atarazanas dominicanas es impresionante, no solo por el contenido y el montaje impecable, sino por el imponente monumento que la alberga, único en América.

El emperador Carlos V tuvo necesidad de tomar dinero de los prestamistas alemanes para sus numerosas batallas, lo hizo a cambio de cédulas o permisos para la exploración de los nuevos territorios, en lo que hoy se conoce como América del Sur. Además del derecho a un porcentaje de los tesoros encontrados y almacenados en nuestras Atarazanas, desde donde despachaban, especialmente los Fugger.

Piezas de valor
Al observar la colección que se exhibe en aquel imponente lugar, el visitante se puede dar cuenta, de la fragilidad de las naves, con sus velas, impulsadas por el viento.

Cañón montado en su cureña listo para el disparo.

Las mercancías que contenían, como las porcelanas, más valiosas que el oro, en aquel tiempo, incluyendo un ejemplar de la dinastía Ming, traídas de las posesiones en Oriente, tanto españolas, como de otras potencias europeas, dedicadas al trasiego por los mares. También se pueden encontrar piezas de marfil, material fácil de tallar por ser blando y con el cual se elaboraron piezas bellísimas, como el Niño Jesús, sosteniendo la bola del mundo.

La colección de objetos de plata para la mesa de los poderosos, es igualmente magnífica, así como los objetos de uso diario entre la marinería. El uso de la hamaca, descubierta entre nuestros tainos y adaptada inmediatamente, para el descanso de la tripulación, nos da una idea completa de la vida en alta mar.

Las armas para la defensa o el ataque durante las innumerables batallas marinas, los instrumentos de navegación, Algunas preciosas joyas, elaboradas con el oro americano, destinadas a las encopetadas damas, en los lejanos reinos e imperios de Europa y en los virreinatos de América. Las colecciones son variadas y muestran el esfuerzo por rescatarlas de entre los restos de las naves hundidas y el cuidadoso trabajo efectuado para devolverles su antiguo esplendor.

En las Atarazanas, reparaban las frágiles embarcaciones, halando desde el rio Ozama, por medio de cuerdas y sudor de esclavos, aquellas pequeñas embarcaciones, conducidas por hombres que cambiaron para siempre el mundo, con un coraje sobrehumano.
Muchas de estas embarcaciones también traían, en frecuentes casos, el patético cargamento de esclavos, capturados

Colección de objetos de peltre y cerámica.

en África y condenados a un triste destino. Su huella no aparece en las exhibiciones del deslumbrante Museo, pero se adivina.

Naufragios

— Los rescatados
Algunos de los navíos naufragados y rescatados fueron El Conde de Tolosa, El Escipión, El Nuestra Señora de Guadalupe, El Concepción, entre otros. La mayoría de los naufragios fueron localizados en las aguas de Puerto Plata, Montecristi, Samaná y la zona Sur del país.

*Por MARÍA CRISTINA DE CARÍAS, CÉSAR IVÁN FERIS IGLESIAS Y CÉSAR LANGA FERREIRA



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