El momento presente

Cuando se reunieron por primera vez en el Ministerio de Defensa para examinar juntos la aplicación de una política dominicana frente al desafío que representa la crisis haitiana, el presidente Luis Abinader y los expresidentes Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina dejaban ver que la política partidaria no impide la valoración apropiada del riesgo en que se encuentra la nación.
Estamos, sin dudas, ante un buen ejemplo de unidad del liderazgo político al más alto nivel frente a un caso que lo reclama.
Particularmente porque el riesgo de que Haití sea dejado definitivamente solo con su carga sigue estando latente.
No porque el mundo crea que los haitianos pueden encontrar la forma de salir del gran hueco político, económico, social y humano a donde han ido a dar por sus propios pasos, sino porque se han cansado o, sencillamente, no les interesa.
La distancia que separa de Haití a los grandes países con capacidad de decisión no es tanto geográfica como de intereses y estos no son lesionados por la implosión de un país del Caribe isleño.
En estos dos hechos, el de la soledad en la crisis y en el de ocuparse de sus propios intereses como en los tiempos autárquicos, hay una gran lección que haríamos muy bien los dominicanos en seguirla con atención, porque si el contagio nos alcanza seremos dos países en el despeñadero de la isla.
Los propósitos anunciados ayer como “mesas temáticas” del diálogo acerca de lo que debe de hacer la nación dominicana en el momento presente —migración, comercio bilateral, desarrollo de comunidades fronterizas, seguridad nacional, relaciones internacionales y asuntos laborales— son una buena ruta para el trabajo común.
¡Qué Dios nos ilumine en el abordaje de esta tarea!