Mayra de Peña
Cuando escuchamos el mensaje de Dios que nos llega a través de distintos medios, nuestra primera actitud es de rechazo, decimos “no, ahora no tengo tiempo, tengo otras prioridades, si lo acepto tengo que dejar de hacer muchas cosas para ser un buen cristiano, eso no es paramí… es muy profundo el asunto”.
Mientras más estudio la Biblia, es mayor mi sentir de que el mensaje central del Señor desde el principio hasta el final es sencillo y claro, un llamado a amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos y es precisamente esta carencia la que nos ha llevado al abismo existencial que nos aqueja.
Leyendo a Lucas en la Biblia, que nos habla de la prédica del corto, pero trascendentalministerio de Juan el Bautista, leo que él anunciaba lo que debemos hacer para huir de la ira venidera…Juicio de Dios sobre el hombre en esta tierra, fruto de su mal comportamiento y precisamente por la falta de amor a su creador y a su prójimo evidenciado en una y mil maneras.
Juan el Bautista, destinado desde la eternidad para allanar el camino del Salvador, a Jesucristo, Hijo de Dios, hablaba a las multitudes que salían para ser bautizadas por él, diciendo: !!Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego.
Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?
Él les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario. Lucas 3:7 al 14.
El mensaje es claro, la raíz de todos los males es la falta de amor, Juan refiere que no debemos presumir de nuestra procedencia, y con ello ataca el orgullo y vanidad, pues al hacerlo nos creemos más que nuestro prójimo y eso no es amor. También nos refiere sobre la importancia de compartir nuestros bienes con el que no tiene, eso es amor. Finalmente se dirige a los publicanos y les insta a no extorsionar, ni calumniar, con esto repudia la ambición, que es la raíz de todos los males, porque nos lleva a mentir, a engañar, abusar y nos hace jactanciosos, hipócritas, hasta asesinos y esto, claro está, no es amor.
AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS Y A TU PROJIMO COMO A TI MISMO delimita el principio y fin de nuestra historia y con carácter de eternidad.
