En esta etapa de pandemia ha sido un desafío para las personas mediadoras, las del conflicto así como para los Centros de Mediación y de Resolución de Conflictos, interactuar con las partes para solucionarles sus controversias bajo mecanismos democráticos, pacíficos y participativos.
Una de las variadas posibilidades ha sido la internet, ya que este recurso tecnológico ha estado desde década accesible a la humanidad, pero su utilidad era meramente utilizada para socializar información, compartir datos y experiencias tanto de trabajo como procesos educativos y diversión.
En esta ocasión abordamos el manejo de las emociones bajo la modalidad virtual, desde la cual las partes y la persona mediadora expresan sentimientos, ira, alegría, tristeza, armonía y empatía por una videocámara.
Quién no ha sostenido una conversación por viodeollamada con un familiar, amigo, amistades y ni hablar de negocios. En la que se comparte todo tipo de reacciones y por así decirlo, experiencia de satisfacción por lo contado o vivido por esa vía.
Las emociones virtuales en la mediación
Siempre cuando se aborda ese tema debe partirse que cada persona es un ser emocional, sentimental y racional. En donde emociones denominadas por expertos en psicología como primaria y secundaria, contagian a las personas según el contexto en que ocurren.
De todas maneras, el ser humano por naturaleza es conflictivo y esa teoría ha sido expuesta por destacados estudiosos, pero además, agregar que en donde existe más de una persona en un entorno, ahí existe la posibilidad del conflicto así como una emoción.
Por lo tanto, es la interacción social la que provoca en cada ser humano reacciones a las ideas y al contexto de las ideas las que indican discordias, confrontaciones. Ningún ser humano está ajeno a esa realidad.
Desde nuestro punto de vista así como el conflicto por naturaleza es humano, así son las emociones. Cada hombre y mujer tienen sensibilidad a las realidades de sus propios contextos.
Según el tipo de emociones, el comportamiento de la persona tendrá una reacción negativa o positiva ante el acontecimiento. Dentro de las cuales se destacan la ira, tristeza, alegría, miedo, amor y otras dentro de la familia, vecindad, laboral o de reacciones sociales.
Para quien suscribe, la ira es una de las emociones más dañinas al ser humano, es la que sin ninguna reflexión personal induce a un comportamiento fuera de lo normal. Es decir, la ira deja señales que en ocasiones han sido fatales para quien la ha vivido.
Aunque cualquier persona puede padecer de ella.
Especialistas en comportamiento humano narran que la ira acelera las venas cardíacas en las manos, en la que a nuestro entender colocan a la persona en una encrucijada con resultados fatales. En donde tiene resultados no de mucho agrado.
Ira enciende a una velocidad extraordinaria que en vez de ser su energía canalizada para un buen propósito, conlleva a un desenlace de muy mal gusto en las relaciones interpersonales del género humano.
Mientras todo lo contrario a la ira, la tristeza desacelera el ritmo cardíaco, entusiasmo y buen ánimo de la persona. La cual puede incidental procesos de cambios y diríamos planes tanto para el presente como en el futuro.
Sin embargo, otra clase de emoción que combate tanto la ira como la tristeza es la alegría, la cual tiene como resultado motivar al cerebro para enfrentarla por llamarla así, los sentimientos negativos que poseemos tanto de la interacciones con los demás como reacciones ante un hecho.
Alegría es fiesta, compartir, socializar, colaborar, reír; en donde observamos tanto en nuestro yo como en los demás, un sentido a la vida más allá de las actitudes negativas.
Pero como no todo es perfecto, el ser humano es complejo ante cualquier circunstancia. Como por ejemplo, el miedo en el cual nos permite abrir los ojos, pero no para crear conciencia sobre un acontecimiento, no. El miedo nos puede limitar a emprender proyectos personales como grupales.
Tiene entonces como resultado que el corazón lata por encima de lo espera y por ende pone obstáculos para un buen estado de salud y de ánimo.