La sociedad dominicana anda profundamente enferma sin que se vea cómo podrá sanar porque los indicios que hay son de que se continúan cultivando las prácticas que han llevado al punto en que estamos.
La violencia ha calado en todo el andamiaje social dominicano y poco a poco se está convirtiendo en parte de la cotidianidad.
La agresividad mostrada en discusiones que debieran ser triviales con frecuencia terminan en grandes tragedias.
Pero el llamado a la atención se debe a que esa violencia se manifiesta en cada acto de la normalidad, muy grave.
Se nota al conducir, al interactuar en espacios sociales, en los medios de comunicación electrónicos, en las redes sociales, en las relaciones familiares, en el trabajo, la escuela.En fin, la violencia se va metiendo en el tuétano de la sociedad dominicana.
Nos alarmamos con episodios esporádicos que relumbran en los medios de comunicación de masas, como la reciente muerte de un animador por parte de un exjefe de la Dirección Nacional de Control de Drogas.
Ese caso ilustra hasta el dolor de muchas de las actitudes violentas cotidianas que se va expandiendo entre los dominicanos.
Repetimos, la sociedad dominicana anda enferma y no observamos acciones que puedan hacer pensar que podremos mejorar.