El expresidente Danilo Medina ha hecho un sensato llamado al Senado de la República para que privilegie la formación profesional y la integridad personal a la hora de escoger a los miembros de la Junta Central Electoral para el próximo periodo.
Personas provenientes de la sociedad civil, de partidos políticos u organizaciones religiosas son militantes, por igual, de causas, por lo que unos no son moralmente superiores a otros.
La Junta Centtral Electoral organiza elecciones cada cuatro años, pero maneja el registro civil todos los días, por lo que su área de competencia trasciende lo político.
Si por intereses ideológicos fuera, entonces la Junta Central Electoral debe ser puesta fuera del alcance de dirigentes de partidos políticos y de integrantes de organizaciones de la sociedad civil, lo cual sería un absurdo.
Tal como ha planteado el expresidente Danilo Medina, los miembros del Senado tienen la responsabilidad de ahondar en la capacidad profesional de los postulantes y en la integridad moral de cada uno de ellos.
El país necesita que nada que a sus órganos máximos vaya gente capaz e íntegra, que pueda tomar decisiones pensando en el bienestar de la colectividad y aferrándose al mandato de la ley, sin importar sus preferencias.
Pero además, también tiene que ser plural tanto en su composición como en sus actuaciones cotidianas.
El llamado del expresidente Danilo Media es oportuno y correcto.
