El liderazgo estratégico que exige la crisis haitiana

Aunque no haya consenso sobre cuál ha sido el mejor Secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, “maestro del pragmatismo”, “arquitecto de la distensión”, y “zorro”, por sus grandes habilidades diplomáticas, su enfoque pragmático en política exterior y su astucia para maniobrar en situaciones complejas, ha sido uno de los más trascendentes.
La inseguridad crónica en Haití, marcada por el poder creciente de las bandas armadas, el colapso del sistema político y la migración incontrolada hacia la República Dominicana, representa hoy uno de los mayores desafíos para nuestra nación. Esta situación no sólo impacta en la seguridad fronteriza, sino también en la economía, el sistema de salud y la cohesión social dominicana.
Ante este escenario, Liderazgo, obra de Henry Kissinger puesta en mis manos por mi amigo José Rodríguez de Cruceta, donde analiza el liderazgo político y diplomático de Adenauer, De Gaulle, Nixon, Sadat, Lee Kuan Yew y Thatcher, ofrece herramientas cruciales para entender el liderazgo que necesita el país.
Kissinger destaca que los líderes transformadores combinan visión estratégica con capacidad de acción. Para enfrentar la crisis haitiana, el presidente Abinader debe continuar actuando como un estadista, no como gestor del día a día. Como lo hizo De Gaulle al reconstruir Francia, se requiere una visión de largo plazo, para proteger el interés nacional con legitimidad y claridad.
Uno punto relevante del análisis de Kissinger es que el liderazgo se construye desde el conocimiento del contexto internacional.
Haití es un problema regional e histórico que no puede recaer sólo en la República Dominicana. Abinader debe seguir asumiendo una voz fuerte y articulada en foros multilaterales, exigiendo que la comunidad internacional deje de ser espectadora pasiva y actúe con recursos y compromiso.
Kissinger resalta que los líderes deben tener juicio histórico, es decir, la capacidad de pensar el presente con perspectiva de futuro.
El manejo de la migración ilegal, parturientas haitianas en hospitales y agotamiento de recursos públicos deben abordarse con una política integral, no sólo con medidas reactivas. Ello implica seguir fortaleciendo el control fronterizo, invertir en tecnología de identificación y, sobre todo, construir consensos internos.
Finalmente, el coraje es esencial. Kissinger recuerda que los grandes líderes toman decisiones difíciles porque entienden que la historia no espera. Hoy, más que nunca, necesitamos ese tipo de liderazgo: firme, estratégico y profundamente comprometido con el destino de la nación.