- Publicidad -

El liderazgo de Mandela forjado por pueblo natal

Nelson Mandela
La elección de Mandela en 1994 concluyó con régimen blanco racista y su ejemplo de perdón después de 27 años en prisión sirvió de inspiración a millones de personas en todo el mundo.

Bloomberg News.-Los tres eucaliptos azules bajo los cuales Nelson Mandela aprendió a ser un líder todavía se yerguen en el Gran Sitio Mqhekezweni cerca de Qunu, antes hogar de reyes de la tribu abaThembu en la provincia sudafricana del Cabo Oriental.

Bajo esos árboles, hace más de 80 años, los ancianos de la tribu y el regente se reunían para discutir asuntos que iban desde la sequía hasta las leyes impuestas por el gobierno blanco. Cualquiera, oyó decir el joven Mandela escondido en un lugar cercano para escuchar, podía hablar.

El 15 de diciembre, Qunu será el sitio donde será enterrado el hombre que gobernó según los principios del Gran Sitio, como primer presidente sudafricano elegido democráticamente.

Mandela, que murió el 5 de diciembre a los 95 años, es llorado por líderes de todo el mundo como el hombre que sacó a su país de la discordia racial después de pasar 27 en la cárcel bajo el régimen del apartheid. En Qunu, él es eso, y también una presencia física, personal.

“Madiba era como un padre para cada una y todas las personas de aquí”, dijo Zebron Sandlana, de 67 años, usando el nombre tribal de Mandela. Sandlana creció a kilómetro y medio de la casa donde Mandela vivió con su madre, y conocía a la familia. “Cuando venía aquí para Navidad, solía visitar cada casa, saludar a todas las personas”.

Lecciones de reconciliación.

Fue en las reuniones del Gran Sitio donde Mandela aprendió tanto liderazgo como a tomar decisiones por consenso. Tras su elección en 1994, el líder se aproximó a quienes habían sido sus opresores, instituyendo un gobierno de unidad nacional con el ex presidente F.W. de Klerk.

Promovió la reconciliación a través de actos simbólicos, entre ellos tomar el té con Betsie Verwoerd, viuda de Hendrik Verwoerd, el padre del apartheid.

Estos actos le valieron críticas de algunos de sus camaradas. En su tierra natal rural, solo se trataba de lo que se esperaría de un jefe.

“Era la democracia en su forma más pura”, escribió Mandela en su autobiografía de 1994, “El largo camino hacia la libertad”.

“Como líder, siempre seguí los principios que vi por primera vez demostrados por el regente en el Gran Sitio. Siempre me he empeñado en escuchar lo que cada una y todas las personas tienen que decir en una discusión antes de aventurar mi propia opinión. Muchas veces, mi propia opinión simplemente representaba un consenso de lo que había escuchado en la discusión”.

En sus años como presidente, Mandela hizo pavimentar calles y llevó la electricidad a Qunu. Lo que él y sus sucesores no pudieron llevar, fueron empleos.

Cerca de un cuarto de la fuerza laboral del país está desempleada; en el Cabo Oriental, donde se encuentra la población natal de Mandela, la tasa es de 50 por ciento.

“Esta fue la primera aldea de la región que obtuvo electricidad, y tenemos agua y escuelas”, dijo Lungile Xozwa, que creció en Qunu y asistió a la misma escuela elemental que Mandela, aunque ahora está equipada con un laboratorio de computación. “Él fue como un padre para nosotros, tenemos mucho que agradecerle aquí”.

Mandela, murió y su sueño es aún una obra inconclusa. Las escuelas, las universidades y algunos suburbios ahora están integrados, las leyes discriminatorias han sido derogadas y los incidentes de violencia racial son la excepción.

Sin embargo, los sudafricanos blancos, que representan el 8,7 por ciento de una población de 53 millones de habitantes, en promedio ganan seis veces más que sus pares negros y todavía tienen acceso a mejor educación, atención médica y vivienda.

Sólo el 8,3 por ciento de los negros de más de 20 años tenía algo de educación post-secundaria en 2011, frente a un 37 por ciento de los blancos, de acuerdo con los datos del censo.

Etiquetas