Barahona.– Del larimar había escuchado que quien tiene consigo tan solo una diminuta porción carga consigo mismo el mar.
No es para menos, el tono azul de pectolita cuyo único yacimiento en el mundo se encuentra en la región de Enriquillo en el país, evoca precisamente las tonalidades del Mar Caribe cuya majestuosidad desde la costa de Barahona da la sensación de estar usando binoculares.

Pero hay más. Al tantear sobre los rasgos espirituales de la piedra entre artesanos, joyeros y mineros, es fácil encontrar otras creencias como la que sostiene Ana Teresa Santos, una bisutera cuyos rasgos fisiológicos anuncian la llegada de la tercera edad.
Lea: Larimar: la piedra que cuenta nuestra historia
“El larimar ahuyenta las malas energías”, dice la mujer tras dedicar los primeros años de su vida a sostener el hogar mientras su esposo trabajaba con el larimar y que lleva ya siete años confeccionando la piedra.

“Empecé a inventar, como se dice, y me ha ido bien. Antes me dedicaba a los quehaceres del hogar y a ayudar a mi esposo con la fábrica, pero no trabajaba el larimar. Hasta que decidí ver qué podía hacer con los pedacitos sobrantes”, dice Ana Teresa a la vez que muestra un stock de productos de joyería.
Se trata de todo un negocio familiar que, junto a su esposo, han sostenido por más de 40 años y cuyo legado decidieron continuar sus hijos, y tal parece, según su declaración, la cosa va pintando bien.
El larimar en números
Así también lo deja entrever el ministro de Energía y Minas, Joel Santos, en ocasión de celebrar en el Distrito Municipal de Bahoruco el Día Nacional del Larimar, una costumbre de cada 22 de noviembre.

Santos rindió un informe sobre los avances de una actividad que, si bien tiene sus riesgos (como todo), es el sostén de miles de familias como la de Ana Teresa Santos.
Citando logros, Santos resaltó la inscripción internacional de la Denominación de Origen “Larimar Barahona”.
“Por primera vez en nuestra historia, el larimar cuenta con protección legal internacional bajo el Arreglo de Lisboa. Este reconocimiento, otorgado a través de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), coloca al larimar al nivel de productos con prestigio mundial y garantiza que su nombre, su origen y su autenticidad serán respetados en cada mercado”.
Según su reporte, también fueron triplicados los permisos de exportación en el último año y el país pasó de 95,480 libras autorizadas en el 2024 a 291,340 en lo que va de año, pese a que la tormenta Melissa ralentizó los trabajos que se realizan en la mina.

Santos también notificó mejoras en materia de seguridad, atención a emergencias y la sustitución de infraestructura de madera por metal en el interior de la mina.
Esto último fue validado por los mineros Emmanuel Gómez y Gabriel Medina. El primero se encarga de una brigada de 28 rescatistas y el segundo trabaja metalizando el interior de la mina.
“Nos capacitamos en primeros auxilios básicos, uso y manejo de extintores, evacuación, etc. Para nosotros ha sido vital el tema de la seguridad. Sabemos que conlleva demasiados riesgos. Antes trabajábamos solo con fe en Dios, pero no le podemos dejar todo a Dios. Es ahí donde entra el Ministerio de Energía y Minas, que ha hecho que este equipo de mineros se capacitara y formara parte de esta brigada”, dijo Gómez.
Su par, Medina, relata las razones que los llevaron a usar metal.

“El larimar está mucho más profundo y se hacía difícil sostener los costos, ya que la madera se descompone. En ocasiones iniciamos un pozo y, en ocho meses todavía sin producir, teníamos que restaurar la madera. Eso nos llevó a emplear metales”.
Una práctica lógica, pues como dice: “Antes había larimar a cien pies de profundidad; ahora hay que ir hasta cuatrocientos pies, por lo que se hace indispensable la seguridad”.
El promedio de accidentes fatales en la mina es actualmente de 0.80 por año, basado en los datos que maneja el director general de Minería, Rolando Muñoz.
Valor añadido al larimar
Lo cierto es que, poco a poco, el larimar sigue penetrando en la joyería global y su importancia parece haber sido entendida en plenitud por los lugareños.

César Félix, un artesano que ha conjugado su trabajo con la enseñanza, resalta la importancia de añadir valor a la piedra.
“Debemos hacer una feria internacional que no sea solo nacional y local. Porque aunque somos los dueños del larimar, este no se come. Pero si le damos valor agregado, que podamos llevarlo en el cuello, que tenga su sello de originalidad”, declara Félix.
No todos los que trabajan el larimar creen que ahuyenta las malas energías. Algunos, como Manuel Félix, otro artesano, creen que simplemente tiene misterios.

Para él, parte de esos misterios le ha servido para tener 22 años ininterrumpidos dedicados a la confección de joyas, lo que ciertamente le ha alejado malas energías.