
CIUDAD DEL VATICANO.— Los abogados defensores en el “juicio del siglo” de la Santa Sede pidieron el lunes al fiscal del Vaticano que se recusara del juicio de apelación, argumentando que estaba implicado en un comportamiento cuestionable según cientos de mensajes privados de WhatsApp que han sacudido el proceso.
El fiscal Alessandro Diddi tiene un conflicto de intereses que debería impedirle encabezar la acusación, dijeron los abogados en mociones separadas el día de apertura del juicio de apelación.
El presidente del tribunal, el arzobispo Alejandro Arellano Cedillo, aceptó las mociones y ordenó a Diddi responder en un plazo de tres días, subrayando cómo los chats han cambiado el terreno en la más ambiciosa y destacada acusación del Vaticano por presuntos delitos financieros.
En el juicio sobre la inversión de 350 millones de euros (412 millones de dólares) del Vaticano en una propiedad en Londres fueron condenadas nueve personas en 2023 por una serie de cargos relacionados con finanzas. El principal acusado fue el cardenal Angelo Becciu, que alguna vez fue un cercano confidente del papa Francisco y futuro candidato al papado.

Cayó en desgracia después de que el difunto papa lo despidiera y le acusara de falta de ética financiera antes de ser imputado.
La investigación dio un giro crucial en agosto de 2020, cuando el principal sospechoso en el acuerdo de Londres, monseñor Alberto Perlasca, cambió su versión y se volvió contra su antiguo jefe, Becciu.
Perlasca evitó ser imputado y se convirtió en un testigo clave de la fiscalía.
Recientemente, miles de páginas de textos de WhatsApp y mensajes de audio proporcionaron el trasfondo del cambio de posición de Perlasca.
Sugieren una conducta cuestionable por parte de la policía del Vaticano, de Diddi y del propio Francisco.
En ellos se documenta un esfuerzo tras bambalinas por parte de dos mujeres, Francesca Chaouqui y Genevieve Ciferri, para señalar al cardenal persuadiendo a Perlasca para que se volviera contra él.
Aunque las afirmaciones no están verificadas, la defensa las ha aprovechado como evidencia de que la investigación estaba contaminada desde el principio y de que los acusados no podían tener un juicio justo en el Vaticano, una monarquía absoluta donde Francisco intervino en favor de los fiscales.
La existencia de los mensajes sacudió por primera vez el juicio en 2022 cuando Diddi le dijo al tribunal que Ciferri le había enviado 126 conversaciones que sostuvo con Chaouqui.
El fiscal presentó los mensajes como evidencia, pero redactó todos menos ocho, lo que provocó que la defensa afirmara que estaba ocultando pruebas cruciales.
Después de que se dictaron las sentencias, Ciferri entregó todos los chats, además de miles de conversaciones sostenidas durante cuatro años, a los abogados de otro acusado, las cuales han seguido circulando.
El contenido adicional muestra que Diddi sostuvo más de 126 chats en 2022 y que Ciferri siguió enviándole contenido durante cuatro días. El fiscal dijo que la bloqueó después de la primera noche. Los chats adicionales sugieren que Diddi tuvo “contactos irregulares” con Perlasca, afirmó la defensa.
Los abogados defensores también mencionaron un archivo de audio que sugiere que el comisionado de policía del Vaticano, Stefano De Santis, dio consejos a Chaouqui para Perlasca sobre cómo implicar a otros cuando aún era uno de los sospechosos.
Cuando Perlasca cambió su versión, no solo evitó ser imputado, sino que fue listado como parte perjudicada en el juicio y se convirtió en fiscal en otro tribunal del Vaticano.
“Aún no sabemos si lo que surge de los chats y grabaciones de audio es cierto, pero es seguro que parecen revelar —excepto por posibles fanfarronadas, que deben ser verificadas— una inquietante implicación directa o indirecta de los investigadores” en el condicionamiento del testimonio de Perlasca, escribieron los abogados de los cuatro principales acusados en una moción donde exigen que Diddi se recuse.
Durante la audiencia del lunes, en una sala decorada con frescos en el Palacio Apostólico, Diddi agradeció a la defensa por darle la oportunidad de responder a las acusaciones y dijo que tomaría los tres días para “expresar mis pensamientos con calma, con el fin de disipar las dudas que han surgido en los últimos meses sobre la realización de la investigación.”
Luego abandonó el tribunal y otros fiscales tomaron el relevo.
Si Diddi no se recusa, el asunto pasará al Tribunal de Casación del Vaticano encabezado por el cardenal estadounidense Kevin Farrell, un protegido de Francisco y designado por el difunto papa.
En su papel como camarlengo, Farrell supuestamente mostró una carta de Francisco tras la muerte del pontífice donde dejaba claro que no quería que Becciu participara en el cónclave para elegir a su sucesor.