El juez del juicio a Bob Menéndez, un espectáculo aparte

El juez del juicio a Bob Menéndez, un espectáculo aparte

El juez del juicio a Bob Menéndez, un espectáculo aparte

Bob Menéndez.

NEWARK, Nueva Jersey, EE.UU. – Se esperaba que en el juicio al senador Bob Menéndez por corrupción saliesen a la luz suculentos trapitos sucios.

Pero las revelaciones sobre el supuesto cobro de coimas y costosas vacaciones a cambio de favores, incluidas visas para las amigas de su benefactor, han pasado a segundo plano ante las ocurrencias del juez octogenario que lleva el caso.

En los dos primeros días de un juicio que se espera tome unos dos meses, el juez de distrito William Walls dijo que el interrogatorio de testigos de la fiscalía era «ridículo», «basura» y «algo sin sentido». También le dijo «ícállate!» a un abogado y se comparó en tono de broma a Torquemada, figura de la Inquisición española.

Hizo asimismo referencias a películas clásicas como «Todo sobre Eva» y «Un puente lejano». Todos estos comentarios fueron hechos sin que el jurado estuviese presente y le dieron color a un juicio ya de por sí lleno de intrigas.

Menéndez, senador demócrata de Nueva Jersey, está acusado de aceptar regalos y donaciones de campaña del oftalmólogo de la Florida Salomon Melgen durante varios años, a cambio de distintos favores, como presionar al gobierno para que lo ayudase a resolver una disputa en torno a un seguro médico del estado, facilitar un contrato en la República Dominicana y conseguir visas para varias amigas.

De ser hallado culpable, renunciar o ser expulsado del Senado por una mayoría de dos tercios, podría cambiar el equilibrio de fuerzas de esa cámara, ya que el gobernador republicano Chris Christie estaría facultado para llenar esa banca con alguien de su partido.

Walls lidia con abogados del Departamento de Justicia por un lado y cotizados abogados defensores por el otro, incluido el ex consejero de la cámara baja Abbe Lowell, y parece decidido a dejar en claro quién es el que manda en su juzgado.

«El juez de un juicio tiene que tener el control del juzgado y el abogado que no lo acepte se verá en problemas», comentó Rubin Sinins, veterano abogado defensor.

Michael Weinstein, ex fiscal del Departamento de Justicia que ahora trabaja para un estudio privado, dijo que Walls siempre ha mantenido un férreo control de sus juicios.

«Es justo, pero no le gusta que los abogados fanfarroneen y quiere que vayan al grano», señaló.

Esto último se hizo evidente el jueves cuando Walls interrumpió al fiscal J.P. Conney durante un metódico interrogatorio de su primer testigo, un agente del FBI que declaraba sobre correos electrónicos relacionados con la estadía de Menéndez en un hotel de París de 1.500 dólares la noche, pagado con una tarjeta de crédito de Melgen.

Walls hizo que el jurado saliese del recinto y le hizo tremendo lavado de cabeza a Conney por insinuar que Menéndez estaba en el hotel para verse con una mujer, algo que el abogado negó. «¿Sabes por qué me río?», preguntó el juez. «Porque lo que dices es ridículo».

«Si estuvieses escribiendo una novela, tu editor eliminaría eso. Es pura basura».

Walls con frecuencia adoptó un tono paternalista durante la selección de jurados y les preguntó a los candidatos sobre sus vocaciones y sus historias personales. Pero cambió de humor cuando se enteró de que una maestra de séptimo grado que había sido seleccionada había enviado un mensaje de texto sobre el caso.

«Si esperas que los chicos del séptimo grado hagan como tú, ¿por qué envías textos sobre el caso?», le preguntó a la mujer. «No eres buena como jurado y tal vez no seas buena como maestra. Te eximo».

Si bien las peores críticas a los abogados se produjeron sin el jurado presente, pueden resultar dañinas de todos modos.

«En buena medida, en un juicio todo depende de la credibilidad del abogado al tratar de convencer al jurado de que su versión de los hechos es la correcta», indicó Sinins.

«Si un jurado percibe que el juez no respeta a un abogado, eso puede ser devastador para su cliente».