En República Dominicana impera un régimen en el que se ejercita la libertad de prensa, pero que debe luchar de manera permanente con asomos de intolerancia de personas a las que le sale la vocación de trogloditas desde que adquieren un poco de poder.
Así se hizo saber en la presentación ante la Sociedad Interamericana de Prensa del informe de medio año sobre la situación de la libertad de prensa en República Dominicana.
Se hizo constar que el presidente Luis Abinader ha dado sobradas muestras de ser en extremo respetuoso de la libertad de prensa, pero en su Gobierno hay quienes lo salpican con conatos de intolerancia.
El más reciente caso ocurrió en el Canódromo, cuando una agresiva reincidente coronel y su violento secuaz mostraron su vocación represiva al máximo.
Episodios como ese, que esperamos no se repitan y que no se le permita volver a reincidir, no son los únicos indicadores de la vocación troglodita de algunos.
Negar informaciones que por ley deben ser de dominio público o dificultar su obtención con malintencionadas judicializaciones también son señales de vocación antidemocrática y contrarias a la libertad de prensa.
Tenemos que reconocer que somos una democracia estable, con un régimen respetuoso de las libertades públicas, pero con conatos de intolerancia que deben ser apagados antes de que expandan sus llamas.
La SIP está en sesión virtual y se ha mostrado un preocupante panorama sobre la libertad de prensa en el continente americano.
Hay que estar atentos para que República Dominicana se mantenga en el grupo de países respetuosos de la libertad de prensa y expresión, sancionando a cualquiera que desde una posición de poder (público o privado) atente contra ese derecho.