Cuando las estadísticas del Covid-19 se segregan por demarcación territorial, el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo (particularmente Santo Domingo Este) muestran unas cifras alarmantes y muy diferentes a las del resto del país.
Entre esas dos demarcaciones tienen alrededor del 70 por ciento de los nuevos casos de Covid y han ocupado todas las camas disponibles pese a ser los territorios con más disponibilidad.
El Distrito Nacional, la ciudad de los pequeños burgueses, los “influyentes”, los “educados”, los que más marchan por reclamos, pero en estas circunstancias han demostrado ser los más inconcientes e irresponsables ante la crisis sanitaria que vive el país.
Las autoridades de Salud Pública bien pudieran contemplar la posibilidad de darle un tratamiento diferenciado al Gran Santo Domingo, para separarlo del resto del país que muestra estadísticas controladas.
El Gran Santo Domingo, atestado de teteos, de compartir, de juergas y hasta de protestas sociales no acordes con el tiempo de pandemia, se hace merecedor de un aumento de las restricciones con tal de no contagiar a un resto del país que ha logrado avanzar en el control del Covid-19.
Mientras el resto del país muestra una gran disponibilidad de camas para atender pacientes de Covid, en el Gran Santo Domingo se agotan y habrá que habilitar más.
Para colmo, ha sido el Gran Santo Domingo en el que se está registrando mayor apatía para el tema de la vacunación.
Esa demarcación requiere medidas drástica para evitar un colapso sanitario.