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El General de las Cañas

El General de las Cañas, así bautizaron en Cuba al legendario dirigente obrero Jesús Meléndez por su lucha junto a los trabajadores azucareros hasta morir asesinado el 22 de enero de 1948, bajo el gobierno de Ramón Grau San Martín.

Al conocer la historia de lucha del dirigente obrero romanense Fernando –Nando- Hernández, lo bauticé arbitrariamente como a Menéndez. Nando, lo mismo que Mauricio Báez, fue uno de esos grandes dirigentes surgidos de las luchas obreras en los ingenios en los años cuarenta del siglo veinte.

Era hijo de Teófilo Hernández, un político horacista, que formó parte del movimiento nacionalista contra la ocupación yanqui del 1916 al 1924, fundó el Partido Nacionalista que en 1930 y terminó sumándose al Partido Dominicano acaudillado por Trujillo.

De su parte, Nando era segundo mayordomo al servicio del Central Romana, y por sensibilidad y por conciencia, hizo suya la causa de los más explotados: en 1945, junto a otros abnegados y audaces dirigentes, fundó la Federación Local del Trabajo.

Se precisaba de coraje, una habilidad y un tacto inigualables para lograr una hazaña como esa en medio del terror y la represión de la tiranía y los agentes del Central.

Tras de una labor paciente y cuidadosa, el 7 de enero de 1946 la Federación Local de La Romana y la de San Pedro de Macorís, conjuntamente, llamaron a la huelga en los ingenios, por aumento salarial y la jornada de ocho horas como consignas principales.

La protesta, la más contundente en los treinta y un años de Trujillo, paralizó los ingenios, encontró eco en otros sectores de la región y se levantó a la semana, cuando los patronos cedieron a las demandas de los trabajadores.

Entonces, vino la revancha. Apresamientos, muertes de dirigentes y activistas cuyos cuerpos inertes, en algunos casos, eran colgados en postes del tendido eléctrico con un letrero aterrador: “A este le aumentaron el salario”.

Nando Hernández buscó asilo en una embajada; bajo promesas engañosas salió de allí y lo apresaron. En un primer momento fue confinado a Jarabacoa y, luego, pasó tres años preso en la Fortaleza Ozama. Salió en libertad, se asiló de nuevo en 1949 y vivió en Cuba, donde murió en 1952.

Casado con doña Concha Vargas, a quien conocí; conocí a dos de los hijos de ella y de Nando, Juan Tomás y el compañero Homero Hernández; luego a otro, mi amigo Teddy. Cuando suelo encontrarme con él siempre recuerdo a nuestro legendario General de las Cañas.

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Rafael Chaljub Mejía

Columnista de El Día. Dirigente político y escritor.

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