El fundamento de nuestra fe

El fundamento de nuestra fe

El fundamento de nuestra fe

David Alvarez

Todo texto, sin importar su contenido, demanda ordenarlo en función de lo que es su núcleo, su fundamento, “colgando” el resto de lo escrito o dicho en el “gancho” que evita caiga.

A propósito lo percibo desde lo alto y no desde su base, ya que todo argumento tiende “gravitacionalmente” a caer si su enganche no es sólido.

El Nuevo Testamento es la base del Cristianismo, y desde el mismo se “ve” al Antiguo Testamento.

Entre los textos neo-testamentarios encontramos dos reflexiones críticas que apuntan a la esencia de nuestra Fe.

Ambas en Pablo en la Primera Carta a los Corintios: “…que si Cristo no ha resucitado vana es entonces nuestra predicación, y vana también vuestra fe.”

La otra afirma “Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy.”

Pablo asume frente a los Corintios estos argumentos críticos que develan lo esencial de la Fe cristiana: la resurrección y el amor.

Del primero los cuatro Evangelios lo centran, aunque esté al final, ya que todo lo previo de sus relatos apuntan a la Resurrección.

Del segundo abunda Juan en sus cartas y el mismo Jesús lo convierte en el centro de su predicación: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”. Incluso el juicio a las naciones de Mateo se dirime en base al amor al prójimo.



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