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El fenómeno de los “pica pica” disfrazados de periodistas

Joan Vargas Por Joan Vargas
Joan Vargas-periodista

En los últimos años ha emergido una preocupante figura dentro del ecosistema mediático dominicano: los llamados “pica pica”, personajes conocidos por su actitud servil y aduladora, quienes han evolucionado hasta camuflarse bajo la apariencia de periodistas. Armados con celulares, micrófonos y credenciales de dudosa procedencia, estos oportunistas se infiltran en espacios reservados para la prensa legítima con un objetivo claro: mendigar favores, dádivas y prebendas de los funcionarios públicos.

Esta práctica, lejos de ser anecdótica o inofensiva, representa una amenaza real para el ejercicio del periodismo serio y ético. Al colarse en ruedas de prensa y eventos oficiales, los “pica pica” distorsionan la labor informativa, reduciendo estos espacios a un espectáculo grotesco de halagos, preguntas sin sustancia y gestos serviles que socavan la credibilidad del periodismo profesional.

Aunque este fenómeno puede observarse en múltiples instituciones del Estado, la Policía Nacional se ha convertido en uno de los escenarios más notorios. Cada lunes, durante las ruedas de prensa que siguen a la reunión de seguridad ciudadana, estos individuos invaden el lugar, interrumpen el protocolo y, muchas veces, terminan desluciendo el acto con comportamientos que rayan en lo ridículo y ante la complacencia de las autoridades.

Preguntas sin sentido, adulaciones desmedidas, interrupciones innecesarias y hasta solicitudes personales disfrazadas de intervenciones periodísticas son parte de su repertorio. Mientras tanto, periodistas acreditados ven limitada su posibilidad de cuestionar, investigar y cumplir con su deber de informar con rigor.

La permisividad de las autoridades ante esta situación resulta alarmante. En lugar de establecer protocolos claros de acreditación y control, muchas veces las instituciones cierran los ojos o incluso fomentan la presencia de estos personajes. Sabrá Dios con qué intención.

El daño causado por este fenómeno no se limita al gremio periodístico. También afecta a la ciudadanía, que pierde acceso a información veraz, crítica y bien investigada. Cuando el “periodismo” se convierte en una plataforma para la mendicidad y el clientelismo, la democracia se resiente y la transparencia institucional se debilita.

Es tiempo de que el gremio de periodistas, las asociaciones de comunicadores y los medios de comunicación verdaderamente comprometidos con su rol social se pronuncien y actúen. También es necesario que las instituciones públicas establezcan mecanismos claros de acreditación, distinguiendo entre medios legítimos y plataformas fantasmas.

La figura del periodista debe ser rescatada de este lodazal. No todo el que porta un micrófono merece ocupar el mismo espacio que quienes han hecho del periodismo una profesión ética, sacrificada y necesaria.

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Joan Vargas

Joan Kennedy Vargas, periodista dominicano. Cubre la fuente de la Presidencia de la República, Policía, Fuerzas Armadas y DNCD.

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