El faro ominoso y perenne

El faro ominoso y perenne

El faro ominoso y perenne

Perturbación es el nombre del juego que plantea el realizador Robert Eggers, quien además se ampara en William Blake, Edgar Allan Poe, Bela Tarr, el trazo actoral de John Casavettes y el expresionismo alemán, para filmar una de las experiencias audiovisuales más inquietantes de los últimos años: The Lighthouse (El Faro).

Un envejecido farero y su nuevo aprendiz son enviados a una isla misteriosa y remota de Nueva Inglaterra a finales del siglo XIX, la convivencia en principio parca y cautelosa, se torna en crescendos salvajes, escapes surrealistas y alegorías mitológicas que enrarecen una puesta en escena dominada por el blanco y negro en hipnótico formato de pantalla 1:1.

Mención aparte para el universo sonoro que encabeza Mark Karven, quien utiliza el sonido del faro como infernal motivo en gran parte del metraje, sacando de cualquier zona de confort al espectador que busque respuestas fáciles; el boleto de ida hacia la locura se enfatiza gracias a este departamento cinematográfico.

Relación de poder que deviene en barbarie, y en contrapunteo, insólitos momentos de complicidad etílica. La tensión sexual, culpas criminales y las brillantes interpretaciones de Willem Dafoe y Robert Pattinson, duelistas de estilos tan diversos como asombrosos. Pocas veces se ha visto un toma y daca tan igualado.

Entender lógica y literalmente esta pieza resulta un ejercicio fútil y banal. Diseccionar sus contextos, desmontar sus numerosas alegorías y simbolismos sí es una tarea pendiente. Verla en repetidas ocasiones es una obligación a la que nos reta el enfant terrible de Robert Eggers. Qué bueno. El terror psicológico vestido del frac autoral. Y hecho en el mercado de las mentiras más notable: USA. Resistencia desde la máquina. ¡Viva La Resistance!

El Faro

Dirección: Robert Eggers

Intérpretes: Willem Dafoe, Robert Pattinson

Género: terror, Estados Unidos, 2019

Duración: 110 minutos.



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