Santo Domingo.-Apenas dos militares de la Marina de Guerra tienen a su cargo toda la seguridad del monumental Faro a Colón, en donde la mayoría de los objetos tienen un valor incalculable, no sólo económico, sino también histórico.
Esto deja al emblemático monumento a merced de los ladrones y saqueadores.
El lugar está prácticamente sin vigilancia, no cuenta con cámaras de seguridad y la criminalidad por el área es preocupantemente alta, y, para colmo, su entorno luce arrabalizado.
Un faro está definido como una torre de señalización luminosa, pero el dominicano, dedicado a la memoria del almirante Cristóbal Colón, está muy lejos de esta realidad, pues de día la mayoría de las salas museográficas no tienen luz, y de noche parece como si el lugar no existiera, porque la oscuridad no permite que se vea.
Y todo eso se demuestra con los últimos robos registrados en el lugar, de donde sin ningún problema ladrones han cargado con lámparas costosas, platos y jarrones en bronce, y un arcabuz, antigua arma de fuego que usaron los españoles que acompañaban a Cristóbal Colón cuando pisaron por primera vez la isla Quisqueya en 1492.
La pasada semana un turista de Estados Unidos fue asaltado a plena luz del día, justo en la entrada del monumento histórico.