Al economista estadounidense, premio nobel 1987, Robert M. Solow se le reconoce como una de sus grandes contribuciones a la economía sus explicaciones contundentes a la teoría del crecimiento economico. También el profesor Solow incursionó en el campo de la econometría haciendo grandes estudios sobre las inversiones en capital fijo y el impacto de la tecnología en el incremento de la productividad.

Para el premio nobel de economía, un país logra colocarse en la ruta del crecimiento economico si es capaz de asumir y ejecutar el progreso y la innovación tecnológica como elemento fundamental en la cadena de valor y de los salarios real. En adición, Solow defendía el criterio de que la innovación tecnológica es el antídoto para neutralizar los rendimientos decrecientes, lo que se traduce en una mayor producción utilizando la misma cantidad de trabajo y capital.

En esa misma dirección, Solow sostiene que existe una relación expansiva entre la desigualdad social y el crecimiento economico, del cual se deriva de que la riqueza que genera este último provoca una distribución desigual, a lo que considera como un factor no deseado de la expansión económica. No obstante, esa extraña relación, establece que tal realidad se puede neutralizar si se promueven grandes inversiones en el capital humano y adecúa con una rápida amplificación de la productividad con un conjunto gradual de impuestos.

El proverbial economista Robert Solow ha dejado por sentado que las combinaciones de variables multifactoriales permiten interpretar con fluidez el desempeño de la economía con cierta relatividad muy cercana al entorno macroeconómico. Es por todo ello que Solow ponderaba la variable no cuantificada denominada confianza como un elemento determinante a la hora de impulsar el crecimiento, la estabilidad y la recuperación de la economía cuando se asiste a una crisis donde no existen formulas que garanticen una salida rápida y exitosa, cuando concurren fuertes perturbaciones sistemáticas desfavorable al conjunto de la actividad económica.

El factor confianza es relevante cuando se analizan de manera detenida las relaciones económicas ya que esta es determinante de la seguridad que requieren los diversos sectores económicos y la ciudadanía y donde la incertidumbre mata la esperanza.  Pero resulta que por su propia naturaleza las relaciones económicas suponen un alto coeficiente de incertidumbre inherentes, por tanto, el factor confianza tiende a ser un atenuante de gran contribución para mitigar el desbarajuste economico.

Es importante precisar que el factor confianza por si solo no se traduce en una desarticulación de la incertidumbre y los malos presagios, pero si genera un ambiente dinámico, sustentado en la esperanza que impacta en el buen funcionamiento de la economía. El factor confianza es fundamental para lograr el crecimiento economico, impulsa, estimula la innovación y permite construir diversos escenarios para la solución de la problemática, favoreciendo las posibles alternativas.

Desde una perspectiva económica, el factor confianza es ponderable para los diferentes agentes económicos ya que se trata de una variable que favorece la indagación de prototipo cualitativo y que, en cuanto y tanto afecta a las decisiones de consumo e inversión, es determinante en la marcha de la economía. Obviamente que el patrón de conducta que exhiba esta variable tiende a estar condicionada por la evolución de los diversos indicadores económicos.

La relación economía confianza ha de incorporar variables como el riesgo de la deuda soberana, el desempleo, los niveles de deuda pública y privada, la inflación y la capacidad/necesidad de financiación de la economía. En relación a la economía dominicana, al cierre del 2019 había señales inocultables de desconfianza que se profundizaron al producirse factores de indoles políticas emanadas del repudio y hartazgo que irradiaban el equipo gobernante, cuya mayor expresión fue la voluntad popular de los ciudadanos al ejercer su derecho al sufragio.

El factor confianza hay que trabajarlo y mantenerlo día a día porque es una exigencia constante de los agentes económicos y la sociedad en el futuro inmediato y de largo plazo del país ya que, sin lugar a duda, hay que asumirlo como un compromiso ineludible. Sin embargo, alcanzar la confianza es la gran tarea pendiente de las autoridades, más que nadie, y en esa dirección no existen señales muy claras, aunque están obligadas a trazar la ruta que garantice la recuperación económica y la estabilidad política económica y social, pues hacer anuncios sin respuestas perceptibles y fijando plazos solo conlleva a vigorizar la desconfianza.