El extraño accionar de Canadá

El extraño accionar de Canadá

El extraño accionar de Canadá

Canadá, desde hace mucho tiempo, forma parte de las potencias del mundo con un manejo de las normas y protocolo diplomático del primer nivel, por lo que resulta cuesta arriba justificar su errado manejo con relación a su expreso deseo de instalar una oficina que coordine la cooperación de varios países y organismos internacionales para ayudar a pacificar a Haití.

República Dominicana ha sido la nación que ha impedido que ese tema sea ignorado por la comunidad internacional, pero también lo ha hecho guardando los cuidados necesarios en su relación nada convencional con Haití.

Vistos esos dos señalamientos, entonces resulta muy extraño que desde la Cancillería canadiense se le diera tan poco inteligente tratamiento a lo que no pasa de ser una solicitud a República Dominicana sin siquiera darle espacio a la discusión y análisis de las implicaciones de que una oficina de ese tipo funcione desde territorio dominicano, especialmente cuando la misma puede estar en cualquier país de la región del Caribe.

Quién en su sano juicio pudiera pensar que sobre algo tan complejo, República Dominicana pudiera dar aceptación o rechazo en menos de 48 horas.

Cualquiera pudiera pensar, aunque no fuera así, que la intención de Canadá era forzar una respuesta positiva de República Dominicana o quizás generar una situación que le permita a Canadá escurrir el bulto y responsabilizar al Gobierno dominicano de su salida de ese embrollo que significa Haití.

Al margen de las explicaciones que se puedan dar, resulta extraño el comportamiento diplomático de la Cancillería canadiense.



El Día

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