París, Francia.- El éxito de la mejor tenista del mundo, la polaca Iga Swiatek, se debe menos a su fortaleza física que a su sobrehumana capacidad de concentración.
Unos minutos antes de comenzar a disputar el partido que al devolvió a la cumbre de la WTA y volviese a ser “1ga” -un apodo usado en los medios que sustituye la primera letra de su nombre con el 1 de primera en la clasificación mundial-, se podía ver a la joven polaca caminando con los ojos cerrados y unos auriculares puestos.
Iga estaba en lo que ella llama “el túnel”- un estado de concentración total que le permite “ver todo lo que ocurre en la cancha” y analizarlo.
Con solo 22 años, esta joven solía entrenar sola y tenía dificultades para relacionarse con otras personas fuera de sus dos sitios favoritos -la casa familiar y la cancha.