El engaño trae sufrimiento y más engaño

El engaño trae sufrimiento y más engaño

El engaño trae sufrimiento y más engaño

Senabri Silvestre

A propósito de todos los movimientos, denuncias de fraude, el descontento y la crisis política que se ha originado en el país tras la anulación de las elecciones municipales, es bueno traer a colación las consecuencias que podrían acarrear a nuestra vida y la de nuestras familias las malas acciones.

Es cierto que debemos hacer todo lo humanamente posible para alcanzar nuestros objetivos, pero nuestra obstinación no debe alcanzar acciones como la mentira, la usurpación y el engaño y otras decisiones que a la larga traen más maldiciones que el beneficio alcanzado.

Es bueno recordar el caso de Jacob, a quien no le importó engañar a su hermano y a su padre para ganarse la primogenitura.

Jacob sabía que, más que una posición o privilegio, la primogenitura le auguraba el acceso a riquezas, poder y otras bendiciones; por lo tanto, no dudó en aprovecharse del hambre, la desesperación y el cansancio de su hermano, Esaú, para quedarse con su primogenitura, la cuál le compró a cambio de un potaje de garbanzos (Génesis 25:27-33).
Esto parecía algo sencillo, pero en realidad era el primer paso para dar el golpe perfecto que le asegurara su victoria.

Jacob se hizo pasar por su hermano, Esaú, cuando su envejecido y ciego padre, Isaac, lo llamó para bendecirlo. Se puso la ropa de su hermano y vistió pieles de cabritos para simular el pelaje de sus brazos, y así consiguió su objetivo.

Pero la alegría no le duró mucho: Jacob tuvo que huir de su casa porque su hermano juró matarlo por ese engaño. Dejó a su padre, su madre y sus tierras para escaparse de esa amenaza y se tuvo que conformar con arrimarse en casa de un familiar , que lo engañó varias veces, al igual que él con su hermano (Génesis 27,28 ,29 y 30).

Jacob trabajó siete años por una mujer, y le dieron otra (Lea); por lo cual tuvo que trabajar siete años más por la que quería (Raquel).

Además le cambiaron el salario 10 veces, y la opresión fue tan fuerte que terminó huyendo a casa de sus padres, sin saber cómo le recibiría su hermano. Este es tan sólo un ejemplo de que el engaña pude ser doblemente engañado.



Senabri Silvestre

Editora de Nacionales del Periódico El DÍA, amante de Dios y de mi familia.

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