El doctor Merengue

El doctor Merengue

El doctor Merengue

Mi amigo el filósofo Jacques Ponty confiesa que dejó de leer la prensa. “Sólo por costumbre”, me dijo ayer al caer la tarde, “veo pocos columnistas; sin el doctor Merengue ni editoriales de Ornes y Herrera, ya nada es igual”.

Quizás la propia prensa ha contribuido más que nadie a su menguante importancia en la fijación de la agenda pública.

Ayer, por ejemplo, hubo una detención escandalosa de unos políticos del PRM en La Vega acusados por la fiscalía por lavado de activos por mas de tres mil millones de pesos. Inmediatamente reventaron las redes con videos de Luis Abinader abrazado con los inculpados, volando en sus helicópteros y evidenciando su intimidad con los presuntos narcotraficantes.

Si un escándalo similar le explota a Gonzalo Castillo, el escuadrón de la muerte integrado por “decentes e independientes” y cornetas de la gran prensa, habrían hecho un cumpleaños de tres piñatas.

Pero no. Hay gente como el mafioso Gotti, a quien llamaban el “capo de teflón”, porque nada se le pegaba… hasta un día.



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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