Del 27 de febrero a la fecha el presidente Leonel Fernández ha pronunciado tres discursos que han sido precedidos de grandes expectativas y de conjeturas previas sobre su contenido.
En cada caso ha dicho lo que él ha entendido que debía decir y en los términos que consideraba eran los más apropiados.
Sin embargo, en el pronunciado ayer lo realmente relevante fue lo que prefirió no decir.
Reconforta que el Presidente de la República no se haya dejado llevar del ambiente casi ceremonial que se le creó ayer en el Palacio de los Deportes para entregarle unos tomos con firmas de personas que le respaldan a él y a su gobierno.
Muchos esperaban o querían que anunciara que buscaría una nueva reelección en 2012.
Fernández actuó correctamente al derivar hacia su partido el apoyo que se le endosaba en términos personales.
Con eso ayuda a fortalecer la institución política a la que pertenece y, lo más importante, no incurría en un anuncio de que intentaría algo que, como la reelección, está expresamente prohibido en la Constitución.
Hemos dicho en el pasado, y lo reiteramos ahora, que cualquier discusión sobre la reelección consecutiva debe estar precedida de otra relativa a la reforma a nuestra Carta Magna, pues sólo así un Presidente en ejercicio podría intentarlo sin tener que retorcer previamente el orden institucional.
Se podría decir que el Presidente tampoco expresó que no se repostularía, pero resulta que eso no tiene que decirlo, porque ya él anteriormente juró respetar y hacer respetar la Constitución y las leyes.