Luis Abinader tuvo que pronunciarse ayer para contener excesos de los nuevos ediles pemerreístas y llamarlos a capítulo.
Los mensajes que desde ahora se envíen desde las alcaldías que asumió el PRM pueden favorecer o perjudicar las aspiraciones presidenciales y congresionales de ese partido. La alcaldesa del Distrito Nacional ha dado una buena primera impresión, pero resulta que ella está sustituyendo a un compañero de partido, que además le brindó un gran apoyo.
Lo más notorio es lo que está ocurriendo en ayuntamientos donde hubo cambio de partido.
El creerse que la administración municipal es patrimonio de un partido le podría quitar argumento y fuerza a la oposición para criticar el accionar gubernamental.
Guerra avisada
Los dos casos más notorios de estas actitudes provienen de ayuntamientos ganados por personas que ahora exhiben los comportamientos que sus adversarios advertían en la pasada campaña.
En otras palabras, le están dando la razón a los adversarios que le restaban méritos para administrar la cosa pública. De continuar ese comportamiento, se puede usar como arma contra Abinader, puntero en las encuestas.
