El daño de las leyes absurdas
Las leyes absurdas promueven el desorden institucional, pues alientan el incumplimiento de las normas.
Aprobar leyes con vocación a ser incumplidas o que socialmente sea aceptado el incumplimiento de aspectos de las mismas contribuye a fomentar la creencia de que respetar las legislaciones vigentes es algo opcional.
En la más reciente sesión de la Cámara de Diputados uno de los temas de debates fue una propuesta de resolución pidiendo que se cumpla una ley que obliga a la lectura de la Biblia en las escuelas públicas y privadas.
La República Dominicana es una nación de fuertes raíces cristianas, pero de ahí a que la ley obligue a la lectura de la Biblia hay un largo trecho.
Igual ocurre con la Ley de Partidos, en donde se consigna prisión para las personas que emitan “comentarios negativos” contra candidatos. Un absurdo que no se cumplirá.
Y así hay una serie de legislaciones con contenidos absurdos que relajan el carácter obligatorio del cumplimiento de las leyes.
Nuestros hacedores de leyes le hacen un daño a la institucionalidad aprobando estos absurdos a sabiendas de que no se cumplirán y que en algunos casos se contraponen a normas constitucionales.
Los mismos contribuyen a expandir la cultura del incumplimiento de las leyes.
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