Los verdes volvieron a tener una buena concentración, quizás no tan multitudinaria como otras, pero sí los suficientemente resonante como para seguir sintiéndose en el espectro político dominicano.
En sus últimas acciones han incorporado un nuevo elemento que lleva a la Marcha Verde a un terreno movedizo: pedir la salida del Poder del presidente Danilo Medina.
Llevar la procesión por otra calle puede quitar feligreses.
La diversidad de credos entre los verdes constituye un reto para sus promotores, pues siempre existe la posibilidad de la infiltración.
Los verdes se cuidan, hasta donde pueden.
Ramfis Domínguez Trujillo y Percival Peña fueron “personas no grata” en la Marcha Verde del domingo.
Se les vio buscando cámara, con un desubique tal que andaban de saco y corbata, sin atuendos verdes.
No fueron bienvenidos en esa fiesta contra la impunidad y la corrupción.
Los “verdecitos” estuvieron bien atentos en evitar que “indeseados” infiltraran la convocatoria, lo cual podía ser intentado por avivatos o por bellacos.
El discurso contra la impunidad es comprometedor, porque para proclamarlo no se puede tener corruptos o asesinos favoritos.
A estos señores no les cabe el verde y por eso fueron denunciados en plena concentración.
Los promotores de las Marcha Verde también se cuidaron para evitar que el tema migratorio se hiciera sentir, pues el mismo genera muchos conflictos.
El repudio a la corrupción y la impunidad es lo que aglutina el sentimiento que han logrado canalizar los verdes.