El cruce del Masacre

El cruce del Masacre

El cruce del Masacre

El río Masacre, que nace en Dabajón y desemboca en Montecristi, tiene todas las características de un verdadero río fronterizo.

En su trayecto hacia el mar tiene parte que transita por territorio dominicano, siete kilómetros es una frontera natural entre dos Estados y en dos kilómetro recorre territorio haitiano.

Ese trayecto le da doble nacionalidad y, por tanto, dos naciones tienen la responsabilidad de cuidarlo y aprovecharlo.
El Gobierno dominicano tiene claras esas características y cuando en Haití ha habido gobierno, también. El uso que ambas naciones pueden darle al río tiene que respetar su caudal y su curso.

El conflicto surgido en la actualidad se debe a que lo que empezó como el interés particular de una persona en Haití ha demostrado la complicidad de esos sectores con las bandas haitianas y la irresponsabilidad de quienes se hacen llamar “autoridades”, pero que no ejercen ninguna en ese territorio.

Lo que desde este lado de la frontera se puede observar es una banda de forajidos al servicio de un adinerado haitiano que accionan al margen de la ley, quizás con la complicidad (por acción o por omisión) de quienes están al frente de las caricaturas de instituciones de Haití.

Esto dificulta la posibilidad de razonar o conversar, porque entre pandilleros no hay razones de derecho.
Pareciera que se trata de una provocación para arrastrar a República Dominicana a un conflicto que le abra paso a las bandas que podrían ser desalojadas por una intervención militar en Haití.

Como se ha dicho muchas veces, el abordaje de la situación haitiana es distinto para República Dominicana que para cualquier otra nación del mundo.



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