En una reunión que tuvo lugar en la Procuraduría General de la República en los días finales de agosto pasado, titulares de varios ministerios vinculados a la denominada “gestión penitenciaria” se ocuparon durante algo más de una hora de una particular forma del crimen que afecta a la sociedad dominicana: la que es organizada desde las cárceles.

Se trata de un vicio del sistema carcelario del que periódicamente recibimos noticias desagradables.

La más reciente, la de un hombre al que mataron el viernes en Las Caobas, de Santo Domingo Oeste, el cual había conocido la desgracia de estar preso y la fortuna que derivó de ello por haberse podido demostrar la injusticia que cometió en su caso el sistema de justicia de Nueva York.

Ahora sabemos que su muerte no fue casualidad. De acuerdo con una declaración del asesor honorífico del Poder Ejecutivo en materia de seguridad ciudadana, señor Roberto Santana, el asalto en el que murió el señor Rudy Quezada fue organizado desde la cárcel de La Victoria.

Muchos deben recordarlo, porque es un hecho reciente, el caso de David Ortiz, baleado en un centro de diversión de Santo Domingo Este en junio del año pasado. De acuerdo con los investigadores, el hecho fue planificado desde la cárcel 15 de Azua.

Y también desde la cárcel, pero esta vez de La Victoria, salieron los que dispararon sobre el senador Darío Gómez, hace unos 18 años, mientras visitaba a unos amigos en Santo Domingo Este. El ataque le costó la vida al legislador.

El Ministerio Público, el sistema penitenciario, tiene ahora la oportunidad de atacar y corregir una falla que desafía la lógica y el sentido común.