El coronel tiene quien le reescriba
Leyó, palabra por palabra, el argumento final del coronel, aferrado a la confianza que tenía en el animal.
Pensó en la lucidez explicita que el anciano tenia a sus setenta y cinco años, la valentía de no dejarse derrotar por la desesperación de su mujer ante la precariedad y la pobreza.
Y le habla confiado en que podrá terminar aquella conversación absurda con una frase:
—El gallo no puede perder.
El intento fallas y ella, de inmediato, responde:
—Pero suponte que pierda.
—Todavía faltan cuarenta y cinco días para empezar a pensar en eso —dijo el coronel.
Las necesidades perentorias están por encima de la esperanza, piensa, y sigue leyendo:
La mujer se desesperó. «Y mientras tanto qué comemos», preguntó, y agarró al coronel por el cuello de franela. Lo sacudió con energía.
Los cuatro verbos que usa el narrador son fundamentales para apuntalar con la fuerza de una imagen cinematográfica esta situación emocional al borde, tan dramática: «desesperar», «preguntar», «agarrar» y «sacudir». Y de nuevo lee la pregunta disparada por la mujer como un dardo, y que pone contra la pared al coronel:
—Dime, qué comemos.
Y con esa última lectura en voz alta nota que hay cierto desbalance enfático y pensó en reescribir la frase de tres palabras de esta forma:
—Dime, ¿qué comemos?
El atrevimiento de corregirle esa frase al maestro le produjo una sensación tranquila y placida de gozo. Sonrió satisfecho; y mientras sonríe se imaginó la imagen de su rostro reflejada en un espejo.
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Rafael García Romero
Rafael García Romero. Novelista, ensayista, periodista. Tiene 18 libros publicados y es un escritor cuya trayectoria está marcada por una audaz singularidad narrativa, reconocido como uno de los pilares esenciales de la literatura dominicana contemporánea. Premio Nacional de Cuento Julio Vega ...
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