SANTO DOMINGO.-Dado el impacto directo que tiene la pandemia del coronavirus sobre la salud de la población y sus efectos económicos, la planificación territorial habrá de enfocarse hacia una nueva resiliencia que no se limite nada más a desastres y riesgos relativos a fenómenos naturales.
“Ahora lo que se está atacando es el tejido social primordial, que es la gente”, reflexionó Omar Racier, decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU).
El profesional se pregunta y pone en contexto: ¿cómo una familia (de cinco miembros) de barrios marginados guarda la cuarentena en una casucha de 20 metros cuadrados, dependiendo además, de lo que chiripea en las calles?
Entrevistado por EL DIA, el urbanista, afirmó que de un tiempo acá se ha planteado el tema de una ciudad compacta, es decir con mayor densidad, situación contraria a lo que hoy se requiere, que es mantener un cierto distanciamiento social y físico.
“Eso nos lleva a pensar en estrategias nuevas para un futuro, que pueda estar relacionada con otra epidemia similar a esta, y por ejemplo en los barrios marginados enfocarse en tener estructuras donde se puedan montar servicios asistenciales a las familias, como es llevar agua o hacer repartos de comida sin riesgos”, refiere el profesional.
Como encargado de ordenamiento territorial de la Dirección de Ordenamiento y Desarrollo Territorial, Omar Rancier, ve necesario un nuevo abordaje de la ciudad, en el que se trabajen los barrios más carenciados y los espacios públicos.
“Hacia afuera tendríamos que potenciar dos temas que no se han trabajado, una metropolización (entender que Santo Domingo y Santiago son metrópolis) y tener estrategias de planificación diferentes y ciudades intermedias”, sostiene.
Lugares de asistencia
Esta última idea equivale a que los pobladores de Santiago no tengan que buscar servicios y trámites cotidianos en la Capital. Dentro de esa política, el profesional ve importante crear una resiliencia o cultura social que permita detener los contagios y que los pobres puedan recomponer su vida en términos de producción luego de la epidemia.
Según su punto de vista, hay que hacer propuestas donde se plantee el uso de los espacios públicos como lugares asistenciales, donde se puedan controlar la distancia social, por ejemplo, el reparto de raciones hoy se realiza en las escuelas pudiendo hacerse en un espacio público que evite la congestión de personas.
Otro tema es eficientizar el transporte público y fortalecer la seguridad ciudadana, al tiempo de fortalecer las finanzas y acceso de las personas al trabajo para una mejor gestión y garantía de una mejor convivencia ciudadana.
Sitios de tolerancia
Abordado sobre la necesidad de espacios de tolerancia como los grandes parques, Rancier dijo que estos espacios pueden mejorar la resiliencia ante desastres naturales como terremotos o ciclones y también en casos de salud.
“El Estado debe hacer inventario de los grandes espacios que puedan ser útiles ante emergencias, como los polideportivos, iglesias, clubes y todas esas áreas grandes y establecer servicios por zonas de influencia”, consideró el arquitecto Rancier en su entrevista para EL DÍA, tras poner como ejemplo la cancha de San Carlos, que podría dar soporte a ese sector de Villa Francisca.
De esa manera se puede planificar el territorio en función de lo que esté sucediendo en algunos barrios del país.
Coyuntura actual puede ser una oportunidad
Mercados. Omar Rancier ve la situación actual como una oportunidad para abordar temas como la reorganización de los mercados y el uso indiscriminado de los espacios públicos como zonas de comercio, tal como el de “Las Pulgas”, en la 30 de Mayo con avenida Luperón, que califica como un desastre.
“No podemos continuar con esa tendencia que tienen los mercados, que tiene que ver con planificación y un tema de seguimiento”, dijo tras especificar que estos elementos deben implicar sanciones y multas para evitar el caos.