Hasta el más optimista de los peledeístas reconoce que ya sus organismos son incapaces de gerenciar sus diferencias internas.
Admiten que el Comité Político perdió su condición de árbitro y lo atribuyen al proceso de masificación al que se sometió por la práctica de ampliar su membresía como forma de evitar la renovación.
El Comité Político se ha convertido en una especie de instancia vitalicia, una estructura a la que tan difícil es llegar como salir de ella.
Su anquilosamiento como corte no se dejaba notar porque siempre sirvió a un solo “Señor” y por tanto la firmeza se aplicaba para los de abajo.
Cuando el panorama cambió y en el corral se presentaron dos gallos, no ha sabido manejar la situación. Estuvo cómodo cuando le servía a Juan Bosch, servilismo que heredó Leonel.
Pero el ascenso de Danilo al Olimpo sin que abandonara el trono el dios que antes reinaba a sus anchas le rompió los esquemas y ahora no saben qué hacer.
Son cada vez más los que dicen que el PLD tiene dirigentes pero que no tiene dirección.
Es en ese contexto que toma fuerza la discusión de primarias abiertas o primarias cerradas. Buscando afuera los árbitros que perdieron adentro