Entre dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana impera un “mea culpa” por la decisión de dejar que los legisladores tuvieran la libertad de decidir sobre la suerte de las primarias abiertas y la ley de partidos.
Resulta que la situación se ha salido de control y las divergencias entre los grupos de Leonel Fernández y de Danilo Medina se agudizan sin una salida viable. Es decir, ninguno de los sectores quiere ceder en sus posiciones.