El ciclo histórico de la corrupción y su inevitable fin

El ciclo histórico de la corrupción y su inevitable fin

El ciclo histórico de la corrupción y su inevitable fin

Claudio Caamaño Vélez

Uno muchas veces tiende a decir, “esto no lo cambia nadie”, o la famosa frase “siempre ha sido así”. Ambas son falsas. Si así fuera, los habitantes de esta isla andaríamos aún en taparrabos.

Un ciclo histórico puede durar décadas, en algunos casos más de un siglo. Tendemos a creer erróneamente que las cosas no cambian, porque van a un ritmo que se nos hace difícil comprender. Pero de que cambian, cambian.

Nuestro país ha vivido en las últimas décadas en el ciclo histórico de la corrupción. Un período muy bien enmarcado, que inicia con Balaguer en 1986 y llega a su clímax con los gobiernos de Danilo.

Este ciclo histórico se ha basado en una ineficiencia del Estado, donde una importantísima parte del presupuesto se ha ido en clientelismo y enriquecimiento ilícito, afectando la calidad de los servicios públicos.

El establecimiento de una justicia independiente ha sellado el inicio del fin del ciclo histórico de la corrupción.

Con el cierre de este ciclo no solo desaparecerán del escenario los partidos que han sido sus principales exponentes; también se irán todas las estructuras que basan su dinámica en el clientelismo político; y de paso todos aquellos dirigentes que ven la política como un medio de lucro.

Exhortamos al presidente Luis Abinader a seguir, con más fe cada día, la ardua labor de devolvernos la institucionalidad que nos habían secuestrado, de devolvernos la credibilidad en el gobierno, y de devolvernos la fe en la democracia.



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