El próximo domingo el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez estará iniciando una nueva etapa de su vida sacerdotal, luego de haber agotado 35 fructíferos años como Arzobispo de Santo Domingo, Primado de América.
Como ocurre con todas las personas que dejan una impronta, la figura de López Rodríguez en ocasiones fue controversial, pero siempre fue frontal.
Muchas de sus malquerencias se las ganó porque solía plantear sus posiciones sin dobleces, cosa a la que algunos sectores de la vida nacional no están acostumbrados, pero que a su vez ha acrecentado la admiración de quienes gustan de las personas que defienden sus principios y actúan sin falsías.
La inmensa grey católica se muestra agradecida por la conducción de la Arquidiócesis de Santo Domingo por parte del cardenal López Rodríguez.
Su talento y fortaleza de espíritu le permitieron contribuir a evitarle numerosas crisis al país o impedir que desde el exterior se impusieran agendas contrarias al interés nacional.
A veces erró, es natural por su condición humana, pero difícilmente se le pueda imputar que los mismos no fueron hijos de la convicción de que actuaba por el bien de las mayorías.
Como líder religioso, López Rodríguez goza del respeto y la admiración de la feligresía católica y de la sociedad en su conjunto.
El Cardenal, en la nueva etapa de su vida sacerdotal, de seguro que seguirá atento del devenir del país y con sus oraciones acompañará a los que se embarquen en acciones para fortalecernos como nación.