El caos nos arrolla, en medio de un infinito laberinto de oportunidades

El caos nos arrolla, en medio de un infinito laberinto de oportunidades

El caos nos arrolla, en medio de un infinito laberinto de oportunidades

Porque: “Hay dos tipos de Moral: la de
Los amos y la de los esclavos”

“Siempre, Sancho, lo he
Oído decir, que el hacer bien
A villanos, es echar agua
En el mar”.

Veo a mi Dios sin nombre, en la sonrisa de cualquier niño; el botón de la rosa que majestuosa y lentamente se nos va mostrando; en el siempre bello amanecer y el romántico atardecer; en las nubes que cual copo de algodón nos hacen ver el infinito, en fin, que todo lo natural no son más que manifestaciones de un Creador, muy por encima de las nimiedades o envenenados egos humanos.

Por lo anterior no tengo duda alguna, como no la tengo sobre las manifestaciones del mismo Demonio, cuando a través de alguna boca política, emite palabras que envenenan hasta las buenas costumbres con sus mentiras y malvadas estrategias para el engaño de los más ingenuos y, cuya mentalidad y cultura, no les permite percatarse de las maldades que vienen ocultas en las tácticas empleadas para desarrollar esas estrategias pletóricas de indelicadezas, que sólo Satanás puede hacer urdir y llevar a cabo.

Al parecer, y viendo como graciosamente se endeuda al país hasta los tuétanos, por medio de acciones de algunas “inspiraciones”, clientelistas o no, caprichosas o no, que sólo buscan el bienestar y satisfacción del ego y ambiciones de los políticos, donde sus intereses son más importantes que todos los intereses y bienestar de la Nación pero, que nos hacen creer todo lo contrario, y es, que de tanto engañar, se han llegado a creer sus propias mentiras, presentándose como actores de buena fe. Quizás esto sea cierto y de así ser, entonces existe un organismo paralelo y más fuerte que el propio gobierno, que hace o recomienda hacer lo que le venga en ganas, incluyendo, claro está, los nombramientos de funcionarios y la adquisición de los desgraciados y corruptos préstamos.

El caos está por doquier, iniciando por los llamados “Representantes” que son los primeros al elaborar leyes a granel y otras tantas duplicidades como si fueran huevos, pero hueros. Esto así, porque se favorecen con privilegios sin importarles un bledo el pedazo de “papel sanitario” que se enorgullecen impúdicamente de respetar pero, elaboran hasta su propio presupuesto de gastos y ellos mismos se los aprueban. Y, como lo que es igual no es ventaja, hemos llegado a que, hasta la “Gran Suprema” de las “Supremas”, imponga arbitrios que ingresarán a su cuenta para suplir “gastos” fuera “de”.

Todo esto, sin dejar de lado a la “Perseguidora” de Impuestos, que cambia las reglas del juego a su “conveniencia recaudadora”. Y lo peor de todo esto, es que cada día, a este conglomerado de “autoridades” y organismos, encabezados por los insaciables políticos, sin importar si están subidos en el tren o no, “empachaditos” de triunfos y bien “amochilados” todos, se les ve venir en busca de más, sin preocupación alguna por lo que pueda venir, parapetados detrás de un fuerte hormigón de impunidad e inmunidad que consideran indestructible, pero que otrora, ha demostrado se desmorona, más tarde o más temprano.

Así estamos viviendo, porque así lo han determinado las autoridades recaudadoras, independientes o no. En un país donde a cualquiera se le antoja “recaudar” y lo hace amparado en cualquier subterfugio pero lo hace, a sabiendas de que este pueblo permanecerá tranquilo y sumisamente pagará, tal y como lo está haciendo con los combustibles semanalmente, muy a pesar de que no se adquiere así.

Es como si el problema fuera acabar con la Clase Media y los Ricos, cual si fueran los principales causantes de nuestras desgracias socio-económicas, más bien, es acabar con los pobres, ya que son la causa de estos problemas y ese debería de ser la misión de los políticos. No sólo ellos entrar al círculo de los ricos sin haber contribuido con trabajos que produzcan riquezas que eliminen pobreza. Más bien, se están dedicando a destruir las clases que producen, para así poder crear más pobres, ya que al fin, esta es su carne de cultivo. ¡Sí señor!