El caos del tránsito no es por el tránsito

El caos del tránsito no es por el tránsito

El caos del tránsito no es por el tránsito

Parecería contradictorio, pero el caos en el tránsito no es solo por el tránsito, a diferencia de lo que muchos creen. El problema de movilidad en la ciudad de Santo Domingo es uno de los que más afectan la vida cotidiana de sus habitantes y visitantes.

Para enfrentarlo con efectividad, es necesario entender que algunas de las razones que lo determinan se encuentran en otras funciones de la ciudad.

En efecto, al modelar el sistema de movilidad urbana de una ciudad, ya sea para mejorarlo o para transformarlo, es preciso agregar a la ecuación algunas variables de naturaleza distinta a la del tránsito. Es decir, además de abordar aspectos como el sistema de normas, la señalización, el transporte de pasajeros y mercancías, la calidad del parque vehicular, entre otras, se requiere considerar variables institucionales, demográficas, funcionales y de infraestructura.

“¡Tapones per se no existen!”
En septiembre de 2021, el director de la Digesett, Gral. Guzmán Peralta, expresó que los “tapones per se no existen”. Por esto, fue objeto de burlas y memes en las redes sociales.

Sin embargo, a pesar de la burda explicación del problema, la misma no fue tan estúpida como la gente pensó.

En verdad, el atasco de vehículos es el efecto de una serie de factores que trascienden al tránsito mismo.

En tal sentido, para mejorar el tránsito es indispensable considerar la jerarquía de la ciudad en la red urbana y en el sistema de gestión.

Además, se requiere abordar factores demográficos como la población residente y la flotante. Igualmente, se deben estudiar variables funcionales como los usos de suelo, el estacionamiento y el horario de actividades. Por otra parte, será fundamental el abordaje de la infraestructura vial y de servicios domiciliarios.

“¡Los culpables son los Amet!”
En realidad, los agentes de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett) más que victimarios, son víctimas del desorden institucional. Aunque la ley 63-17 de movilidad y tránsito fue un intento real de organizar el sector, su aplicación no ha sido feliz. En alguna medida, el caos que sufre la ciudadanía en las calles de la ciudad es expresión del caos interinstitucional que aún persiste.

La ley 63-17, con el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestres (INTRANT), asumió algunas ficciones que dificultan la efectiva coordinación. Entre esos surrealismos está la ausencia del Distrito Nacional y de Santiago en el consejo del INTRANT, suplantados por Liga Municipal Dominicana. Por otro lado, la adscripción de la Digesett a la Policía Nacional, en vez de adquirir mayor autonomía para mejorar su eficiencia y pulcritud.

“¡La ciudad es chévere los domingos!”
El tránsito es un intangible, pero personas y mercancías desplazándose en la ciudad es un hecho concreto. Por eso, el factor demográfico es determinante en los sistemas de movilidad. En ese sentido, la ONE indica que actualmente el Distrito Nacional cuenta con 1,053,776 habitantes.

Por su parte, la provincia de Santo Domingo alcanza los 2,999,047 habitantes. Eso explica que el 27.6 % del parque vehicular del país se concentre en la Capital y el 16.1 % en la provincia de Santo Domingo, según el informe 2021 de la DGII.

Ahora bien, además de la circulación de los residentes en la Capital, es preciso considerar la población que llega cada día desde otros municipios.

Conforme al Ayuntamiento del Distrito Nacional, la población flotante en días laborales es cercana a un millón de personas. Por esa razón el tránsito es fluido los sábados y los domingos. El reto será lograr un sistema de movilidad en capacidad de responder tanto a los residentes como a los visitantes.

“¡Qué tragedia es ir al Huacal!”
Las personas transitan en la ciudad comúnmente por razones laborales, de diversión o de acceso a servicios. Por eso, lo que determina la excesiva concurrencia en algunas zonas de la ciudad es la concentración de actividades. Cuando estas zonas no han sido planeadas como centros cívicos urbanos, el sistema de movilidad colapsa. Es lo que sucede en numerosas áreas de la ciudad, como el entorno del Huacal.

En efecto, en dicho edificio opera el Ministerio de Interior y Policía junto a varias instituciones. A la vez, en la zona están ubicados el Palacio de la Policía, el Banco Central, el Ministerio de Hacienda, dos superintendencias, cinco direcciones generales, dos centros de salud, una terminal de autobuses y una universidad.

Con la agravante de que la mayoría de estas entidades operan con horarios similares para el personal, los clientes y los usuarios.

“¡Qué calles tan estrechas!”
Transitando por la calle Dr. Defilló, en un “tapón”, un amigo se quejó de lo estrecho de la vía. Realmente, la congestión no siempre es por el ancho de las vías, a veces es por el estacionamiento en ambos lados. También, podrá ser por la condición del pavimento o de las aceras.

En otros casos es por la irregularidad eléctrica para los semáforos o la inundación por saturación del alcantarillado. De forma similar, las condiciones de la red vial y de la infraestructura conexa inciden en la movilidad.

En definitiva, el abordaje del problema del tránsito en la Capital debe transcender al manejo de los factores intrínsecos al mismo. Es necesario asumir un enfoque holístico del análisis y la solución. Se requiere un replanteamiento de la relación del INTRANT con el Ayuntamiento del Distrito Nacional, con las distribuidoras de electricidad, con la CAASD y con el Ministerio de Obras Pública. Hay que entender que el caos del tránsito no siempre es por el tránsito.

*Por Andrés Navarro



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