Podemos convencer a la gente de la necesidad de un cambio, no mostrando más que intenciones manipuladas, si sobre todo, el grupo mayor, los jóvenes, solo conocen la forma y mandato de los que tienen el mando, y a esta altura del tiempo todo lo queremos rápido y nada nos complace por mucho tiempo, lo que es muy conveniente para el consumo de las cosas que producen los dueños de nuestro futuro, manipulando nuestra conducta social.
El problema está en conocer la situación y tener la solución y voluntad de emprender los cambios, pero no es posible ni siquiera intentarlo cuando llegamos al gobierno comprometidos y amarrados de los sectores que son los beneficiarios de lo que vivimos en la actualidad si los que estaban tienen compromisos iguales, el asunto es que estos comenzaron a plegarse más rápido de lo acostumbrado sin importar quedar en evidencia.
Debo aclarar que los compromisos los asumen grupos que se adueñan de las direcciones de los partidos a expensas de sus correligionarios que son excluidos de las decisiones.
Ahora veo otro conflicto, y es que no se están guardando ni siquiera las formas, y las acciones del ejecutivo no guardan la medida del cambio que ofreció a sus votantes, lo que lo invalidará incluso para crear un buen ambiente de procesar los verdaderos corruptos solo pretendiendo con rumores morbosos dañar la reputación de sus adversarios, mientras nombran personas en posiciones importantes con antecedentes de mala conducta, incluso conocidos públicamente.
Las acciones del gobierno con apenas una semana de ejercicio, muestran que no se prepararon para gobernar, pero mucho menos para acometer reales cambios en las estructuras socioeconómicas que cambie en algo la distribución de las riquezas, tanto así que el propio director de DGII anuncia que no habrá reforma fiscal, y que atenderán las necesidades de la gente, cuando todos sabemos que la reforma fiscal incluso debió hacerse antes, para redistribuir mucho mejor las riquezas, pagando una deuda social que se hace cada vez más pesada sin una justa presión tributaria.
A la sociedad le conviene que se procesen los corruptos de los gobiernos y del empresariado que se han enriquecido con sus negociaciones fuera de ley, pero se tiene que hacer con procesos bien manejados y por funcionarios con calidad moral para hacerlo, porque de lo contrario no habrá resultados satisfactorios para adecentar la democracia y las acciones comerciales que rompan la impunidad que ha permitido la acumulación originaria de capital en esta época moderna de delitos de cuello blanco, tanto de políticos como empresarios y otros. Y me asusta que sean capaces de cambiar la ley para adaptarla y complacer a un simple ciudadano, qué no harán cuando se interpongan grandes fortunas.