El Día 
Las lluvias constantes y persistentes tienen un efecto directo en áreas muy sensibles de la economía nacional, derivadas de la agricultura.
Hay cultivos que son muy sensibles y no resisten una temporada permanente de lluvia. En cambio, otros rubros necesitan el agua para acelerar su ciclo, luego de la siembra. Lo cierto es que en gran cantidad hace daño y sin agua suficiente la agricultura se va a la ruina.
El balance económico, la opinión del efecto de las lluvias en la agricultura y las evaluaciones están pendientes, pero ya el ministro del ramo aseguró que los pasados aguaceros más que perjudicar beneficiaron a los agricultores y no dejaron los plantíos y cultivos agrícolas.
En igual tesis se pronunció la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios y los productores de leche.
Desde otro litoral no se comparten las ideas de beneficio y plantean que las lluvias estropearon más de 20 mil tareas de diferentes cultivos agrícolas, entre ellos, arroz, vegetales chinos, berenjena, bananos, plátanos, ají picante, cundeamor, auyama y vainitas. Una inmensa mayoría de productos de ciclo corto.
En un momento, tanto la evaluaciones parciales, de los productores, como de las autoridades del ramo, pueden resultar encontradas.
La realidad no puede, bajo ninguna circunstancia, ser ocultada de cara a los consumidores, los verdaderos perjudicados, de producirse una merma en la producción.
De ser así compete a las autoridades tomar las medidas de lugar para evitar una eventual escasez de alimentos en el mercado.
