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El bastón blanco, un instrumento que abre caminos a los no videntes

  • Limitación visual enseñó a Francina que retos son oportunidades. Acceso. Ciudades son poco amigables para discapacidad física.

Francina Hungría y José Beltrán son dos ejemplos de resiliencia tras perder la vista. José de León

SANTO DOMINGO.-Transcurridos casi 13 años desde que la “vida le hiciera una mala jugada” al recibir un disparo en los ojos por parte de un hombre que huyó luego de cometer un asalto, Francina Hungría se convirtió en un símbolo de “resiliencia”, tras crear, un año más tarde, la fundación que lleva su nombre y asumir la defensa de los derechos de las personas no videntes.

Siendo una profesional de la ingeniería civil y descendiente de una familia acomodada, ella junto a José Beltrán, hoy presidente de la Fundación Francina, quien también perdió la visión, pero a los 13 años de edad, cuentan las dificultades con las que deben lidiar las personas con estas condiciones.

Beltrán, hijo de dos maestros de Monte Plata con limitaciones económicas, recibió con esfuerzo el apoyo de estos para salir adelante.

Ambos desnudan las adversidades que tuvieron que afrontar por separado hasta convertirse en personas autónomas a partir de sus experiencias de vida. Al participar en el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio junto a Camila Payano, coordinadora de Proyectos, revelaron parte de los retos que tuvieron que enfrentar.

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Yanet Féliz

Periodista con amplia experiencia en temas de medio ambiente y ciudadanía.

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