El apego desde un enfoque espiritual: liberándonos en la gracia de Dios

Imagina a una persona que ha dedicado toda su vida a acumular bienes, logros y reconocimiento. Cada posesión, cada logro, se convierte en una especie de amarra que le impide respirar con libertad. Sin embargo, en su interior, siente un vacío profundo, una inquietud que nada de lo material puede llenar.
Como afirmó Viktor Frankl, psiquiatra y sobreviviente del Holocausto, «Lo que no nos mata, nos hace más fuertes, pero también nos deja un vacío que solo puede ser llenado por un sentido superior» (Frankl, 1946/2006).
Un día, en medio de su búsqueda de sentido, leí en Filipenses la famosa declaración del apóstol Pablo: «Para mí, el vivir es Cristo y el morir, ganancia» (Filipenses 1:21, RVR). Y en ese mismo instante, despierta en mi corazón una pregunta: ¿Estoy aferrado a cosas que en realidad no tienen valor eterno? ¿Qué significa verdaderamente vivir en la gracia de Dios y soltar aquello que me ata?
Esa historia nos invita a reflexionar: ¿hasta qué punto nuestro apego a lo material, a los logros o incluso a las propias ideas, nos aleja de la verdadera vida en Cristo?
La ilusión del apego material
Desde una perspectiva espiritual, el apego a lo material o a las posesiones crea una ilusión de seguridad y control que en realidad nos mantiene prisioneros. En la Biblia, Pablo expresa con claridad que cualquier cosa que nos aparta de lo esencial es como «basura» en comparación con la excelencia del conocimiento de Cristo (Filipenses 3:8).
Viktor Frankl, en El hombre en busca de sentido, profundiza en que las cosas externas —como posesiones, logros o incluso relaciones— no llenan el vacío interior que todos llevamos. Solo el sentido superior, la relación con Dios y la entrega a un propósito divino, puede colmar esa necesidad profunda del alma.
Por eso, el apego a lo material, por más que pueda darnos una sensación momentánea de seguridad, en realidad nos aleja de la verdadera libertad y del propósito divino para nuestras vidas.
La verdadera libertad en Cristo
Pablo, en Filipenses 3:7-8, declara: «Pero lo que para mí era ganancia, esto lo he querido perder por causa de Cristo…» En su camino espiritual, aprender a soltar es entender que en Cristo encontramos todo lo que realmente necesitamos.
La verdadera libertad no consiste en acumular bienes o en aferrarse a las cosas pasajeras, sino en aceptar que en Dios somos completos y que solo en su gracia hallamos paz. La entrega total a Dios nos libera del ego y de las cadenas del apego, permitiéndonos vivir en una paz que trasciende toda comprensión (Filipenses 4:7).
La expresión de Pablo: considerar todo como basura
La expresión «todo lo considero basura» (Filipenses 3:8, RVR) revela que, en comparación con la gloria de Dios y la relación con Cristo, todas las posesiones y logros terrenales carecen de valor eterno. Para Pablo, lo importante no era lo que acumulaba, sino su relación con lo divino y su entrega total a la misión que Dios le encomendó.
Este pensamiento nos desafía a reevaluar nuestras prioridades y a entender que la verdadera riqueza está en vivir en comunión con Dios, en confiar en su gracia y en soltar todo aquello que nos impide crecer en su amor.
La invitación a la transformación
Desde lo espiritual, el acto de soltar no es una pérdida, sino una ganancia: es dejar atrás las cadenas del ego y abrir nuestro corazón a la gracia de Dios. Jesús mismo nos enseñó en Mateo 6:19-21: «No hagáis tesoros en la tierra… sino en el cielo». La verdadera riqueza no está en las posesiones, sino en la relación con lo eterno.
La gracia de Dios nos invita a confiar plenamente en su amor, a liberarnos del miedo, del orgullo y de los apegos que nos atan. Solo en esa entrega total podemos experimentar la verdadera vida, aquella que no se basa en las cosas pasajeras, sino en la paz que Dios nos otorga.
Conclusión: vivir en la gracia, libres en Cristo
El apóstol Pablo nos muestra que el camino espiritual es soltar aquello que nos ata y confiar en la gracia de Dios. La expresión “todo lo considero basura” nos desafía a reevaluar nuestras prioridades y a poner nuestra confianza en lo que realmente importa: la eternidad en Cristo, la paz en su gracia, y la libertad en su amor.
Solo en esa entrega total podemos experimentar la verdadera vida, aquella que no se basa en las posesiones ni en los logros pasajeros, sino en la seguridad de estar en las manos del Dios que sostiene y llena nuestro corazón.
¿Estás dispuesto a soltar aquello que te ata y confiar en la gracia de Dios? ¿Qué apegos materiales o espirituales necesitas dejar atrás para vivir en paz y libertad en Cristo? La Biblia nos invita a vivir en plenitud, confiando en su amor y en su poder transformador.
Referencias:
- Filipenses 3:8. (Reina-Valera 1960). Biblia.
- Frankl, V. E. (2006). El hombre en busca de sentido (A. Pérez, Trad.). Herder. (Original publicado en 1946)
Les invitamos a leer: El apego desde una perspectiva filosófica: entre libertad, amor y impermanencia
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Yovanny Medrano
Ingeniero Agronomo, Teologo, Pastor, Consejero Familiar, Comunicador Conferencista, Escritor de los Libros: De Tal Palo Tal Astilla, y Aprendiendo a Ser Feliz
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