Santo Domingo.- “El amor ha sido su mejor terapia, el amor lo puede todo”, dice Alexandra De los Santos mientras mira con su ojos ahogados por las lágrimas a su pequeña María Esther, que está acostada en su cama al lado de un gran muñeco de color morado, que según cuenta su progenitora, es su favorito.
María Esther De Jesús De los Santos a sus cinco años no habla, no se mueve, producto de su condición de Microcefália de segundo grado, epilepsia, retraso psicomotor y resistencia a fármacos, que consiste en la reducción de la efectividad de fármacos como los antimicrobianos, antihelmínticos y antineoplásicos para el tratamiento de enfermedades, lo que complica su condición.
De los Santos precisa de una mano amiga para afrontar la difícil condición de su hija, es una mujer fuerte que pese a las adversidades que le ha tocado vivir, de su boca no salen quejas, más bien da gracias a Dios, “pues es quien le da la fortaleza para seguir luchando”.
“No hay pasaje, lo pido, si el dinero no rinde empeñamos, Dios nos da la forma, el me la dio y yo solo le pido fuerza”, expresa la madre mirando hacia el cielo, como quien busca socorro de lo alto.
Tiene moretones y las rodillas peladas, evidencia de las tantas veces que se ha caído tratando de mover a María mientras la baña. Con mucha alegría, a pesar de las reveses, cuenta que su pequeña tiene 64 libras por que le gusta mucho comer, mientras ríe la mira a ella y a su pequeño Isaías, su otro hijo de diez años.
“Ella come bien y solo se queja si está sucia, por eso siempre estoy pendiente del pañal y de que no me le dé mucho calor, le hablo, siempre le explico todo lo que le hago, ella me entiende”, dice la madre de 33 a años.
Pese a su condición, María Esther es una niña alegre dueña de una sonrisa capaz de derretir un iceberg. Le gusta la leche, la papa y sopa de vegetales. Los doce mil pesos que gana su padre como empleado de zona franca no alcanzan por el alto costo de las medicinas, ya que es el único que trabaja, pues por la condición María Esther la progenitora no puede laborar.
Cuando no tienen dinero para cocinar, explicó Alexandra la directora de la escuela del niño le hace llegar comida para ambos.
“En total, al mes solo de medicinas son 18 mil pesos, ella usa pañales de adultos, su comida debe ser licuada, ella come por el bebieron, aquí eso es lo primero, todo es para ella, así nos quedemos nosotros sin el pan”, dijo la madre.
Al costo de sus medicamentos se suman los 3,600 pesos que al mes debe pagar en pasajes para acudir a las terapias físicas que recibe tres veces por semana en el Patronato Nacional de Ciegos.
Zikia
“Ella no nació así, ella nació bien de ocho libras y media, hermosa, todo iba bien pero a los tres meses hizo su primera crisis; empezó a temblar del lado izquierdo me asuste y fui al hospital Juan Pablo Pina con mi hermana; de ahí nos refieren al Hospital Robert Reid Cabral”, dijo Alexandra que ese día inició la carrera de obstáculos por la salud de Mari, como ella le dice de cariño.
De los Santos aprovechó la presencia de la periodista de El Día, para solicitar ayuda y poder cubrir el alto costo de los medicamentos de su princesa de cinco años. Su llamado va dirigido a la primera dama de la República Raquel Arbaje y el ministro de Salud Pública, Daniel Rivera para poder seguir cubriendo el tratamiento de su chiquita.
En su pequeña casita de zinc y madera, «La Sierva» como es conocida por sus vecinos del sector de Yogo Yogo, una comunidad del municipio Nigua, provincia San Cristóbal, vive junto a su esposo Eduardo Roberto De Jesús y dos niños.
Antecedentes
La espera de María fue tranquila y sin percances pero cuenta la madre, que ya en las semana 37, justo unos días antes de los que tenían programados para realizarle la cesárea se contagió con Zika virus, lo que según el parte médico fue el detonante para la condición de la niña.
El virus del Zika se ha vinculado a casos de microcefalia, un defecto congénito grave, y es un signo de que el bebé ha nacido con un cerebro más pequeño, lo cual puede ocasionar problemas médicos y deficiencias en el desarrollo, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“A las 37 semanas me dio fiebre. No era bueno embarazada, me diagnosticaron el Zika y dos días después me hicieron la cesárea, ella nació bien de ocho libras y media mi muchachota, en ese momento los médicos no me dijeron que ella fuera a sufrir de algo, nos fuimos bien a la casa”, explicó con ojos llorosos.
Relación de hermanos
Alexandra De los Santos es también madre de Isaías De Jesús De los Santos de 10 años, que según explica sin poder contener las lágrimas no puede darle la suficiente atención y comprarle lo que necesita; ella dice le sorprende como comprende.
“Yo juego con ellas, jugamos mucho ella no habla pero me mira y balbucea, así yo sé que me entiende”, dice Isaías mientras sostiene la mano de su hermanita.
Isaías ha sido de gran ayuda para la familia, su madre explicó que pese a su corta edad entiende la condición de su hermana y que siempre la acompaña a las terapias de la niña, pues no le gusta dejarlo solo.
“Los días de terapia el sale más temprano la directora de la escuela entiende mi situación le sirven la comida a el primero y mandan para mí, nos llevamos un galón de agua, nuestro bulto y nos vamos; de camino en la guagua él va comiendo y yo lo hago al llegar”, dice De los Santos.