VIENA.-Irán y las grandes potencias lograron concluir el martes un acuerdo histórico en Viena sobre el programa nuclear iraní, el espinoso tema que envenenaba las relaciones internacionales desde hace 12 años. El presidente de Irán, Hasan Rohaní, declaró a través de su cuenta de Twitter que el pacto abría «nuevos horizontes», ahora que esta «crisis innecesaria» estaba resuelta.
El jefe de la diplomacia iraní, Mohamad Javad Zarif, calificó el acuerdo de «momento histórico». «El acuerdo está concluido», había indicado poco antes una fuente diplomática a la AFP, al término de 21 meses de negociaciones y de una ronda fina de 17 días de intensas discusiones en Viena. El objetivo del acuerdo es garantizar que el programa nuclear iraní tenga un carácter no militar, a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales que asfixian la economía del país.
El texto, que autoriza a Teherán a continuar con su programa nuclear civil, abre la vía a una normalización de la presencia de Irán en la escena internacional.
Una reunión «plenaria final» comenzó a las 10H30 (08H30 GMT) en la sede de la ONU en Viena, y será seguida de una rueda de prensa. Los responsables diplomáticos de Irán y el 5+1 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia, china más Alemania) negociaban desde hace 17 días en el palacio de Coburg de la capital austriaca.
Investigación de la AIEA
La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), clave en la conclusión del acuerdo final, firmó el martes con Irán una «hoja de ruta» que autoriza una investigación sobre el programa nuclear de Teherán en el pasado, que se sospecha podría haber tenido una dimensión militar, indicó el director general de este órgano de la ONU.
Los negociadores, comenzando por el jefe de la diplomacia estadounidense John Kerry y su homólogo iraní, batallaron hasta el último minuto para limar los «puntos de desacuerdo», según los términos de Josh Earnest, portavoz del presidente norteamericano Barack Obama.
El acuerdo se ha hecho esperar: previsto inicialmente para el 30 de junio, la fecha límite se ha prolongado en varias ocasiones, dada la importancia de lo que estaba en juego.
En previsión del acuerdo, el ministro iraní de Interior pidió a las autoridades locales que preparen un escenario de festejos en las calles. Irán está acusado de haber puesto en marcha hasta 2003, e incluso hasta más tarde, un programa nuclear militar, pero presentado como un programa civil.
Teherán siempre lo ha negado. Desde hace una decena de años, Estados Unidos, la Unión Europea y Naciones Unidas imponen sanciones a la República Islámica para forzarla a negociar. En este contexto, las negociaciones comenzaron realmente en 2013, tras la elección del presidente iraní, Hasan Rohani, con la promesa de un levantamiento de las sanciones.
Duración récord
En abril, los negociadores alcanzaron un acuerdo-marco en Lausana (Suiza), que fijó las grandes líneas del texto final. Iniciadas en septiembre de 2013, las negociaciones entraron en su fase final el 27 de junio con el objetivo inicial de sellar un acuerdo definitivo en tres días, pero el plazo del 30 de junio ha sido postergado tres veces, la última hasta el lunes 13 de julio.
Las discusiones se han alargado a causa de las divergencias sobre la duración del acuerdo, el ritmo del levantamiento de las sanciones o el acceso a los enclaves militares iraníes. Entre los puntos de desacuerdo, también se encuentra el levantamiento de las restricciones sobre las armas, que Teherán, apoyado por Moscú, exige que sea inmediato.
Los occidentales consideran delicada esta demanda por la implicación iraní en varios conflictos, sobre todo en Siria, Irak o Yemen.
Los vecinos de Irán, especialmente Israel y las potencias sunitas, se oponen a que el acuerdo permita normalizar la presencia de Irán en la escena internacional.
En Estados Unidos, donde la toma de rehenes en la embajada estadounidense de Teherán en 1980 permanece viva en la memoria colectiva, un eventual acuerdo también se enfrenta a una fuerte oposición.